A mediados de la década de 1990, la música de baile post-rave había adquirido grandes proporciones, la necesidad de llenar estadios y raves cada vez mayores, suponía que el sonido tendía a perder el contacto con sus raíces en los pequeños clubs nocturnos.
Mientras tanto, en Francia, un grupo de músicos trabajaban en una versión más elegante y de influencia disco para la música dance. Entre los primeros en hacerlo, se encontraba el dúo formado por Guy-Manuel de Homem-Christo y Thomas Bangalter, llamados Daft Punk. Fusionando las técnicas de producción del techno con los sonidos más sensuales del disco y la elegancia del clásico Kraftwerk, Daft Punk logró agradar tanto a los modernos asistentes a clubs urbanos como a las enormes multitudes en “megaraves” al aire libre.
Después de solo dos singles, firmaron con la gran discográfica Virgin Records y el 20 de enero de 1997 lanzaron “Homework” en el Reino Unido, en torno a la proliferación del big beat y la electrónica. Daft Punk se encumbró entonces como una hidra de música bailable de dos cabezas, adoptada por la industria musical después de la comercialización de principios de los 90.
“Homework” compartió el espacio de rack de Sam Goody y no muchos más en la cultura rave. Esto se debió a que la introducción de Daft Punk al mundo, se produjo en un momento en que la música electrónica francesa estaba ganando reconocimiento internacional, desde diseños de discotecas hasta emocionantes excursiones de música downtempo, que sonaba a kilómetros de la música house brutal y ruda .
Aunque ninguno de los elementos que combinaron era original por sí mismo, tanto los melodiosos temas como el estridente riff de “Da Funk” y las repetitivas letras de “Around The World” los convirtieron en temas instantáneamente memorables incluso para los no aficionados al dance, mientras que la sofisticada producción mantuvo su credibilidad con la escena. Incluso los grandes productores de hip-hop, The Neptunes, los reconocieron como influyentes.
Sus artísticos videos, un diseño de estilo ingenioso y la negativa a aparecer en público sin llevar la máscara de un robot, les proporcionó la solución –a la vez que se burlaban- a la percibida falta de carácter de los artistas de la música dance. Con su completo paquete audiovisual y gran atractivo, “Homework” se convirtió en uno de los álbumes icónicos de finales de la década de los 90.