22 de enero 1972
Caracterizado por su peculiar y compleja lírica, su voz de barítono, su estética camp y su profundo interés por desarrollarse en diferentes campos del arte, David Bowie, que fue una figura artística que gustaba de jugar con signos, conjuntar diferentes referencias artísticas y crear mundos distópicos y personajes ambiguos, logró hacer historia y convertirse en el estandarte de todos aquellos que se sentían marginados o de aquellos que pertenecían a una especie de resistencia social: los outsiders.
Las personas de la disidencia sexual y de género hallaron en un joven David Bowie, que se atrevía a invertir el género, a homoerotizar sus presentaciones y a vestir atrevidos diseños andróginos de origen japonés, un lugar de comunión y un espacio de representación. Ya sea con sus referencias a Gabriel Rossetti en la portada de “The Man Who Sold The World”, en la cual aparece un Bowie con pose afeminada, vestimenta andrógina y cabello largo; con sus constantes referencias teatrales a la actriz alemana Marlene Dietrich; o con sus trajes andróginos diseñados por Kansai Yamamoto; el londinense logró cautivar a una audiencia deseosa de contemplar situaciones que se colocaban más allá de las formas y los márgenes.
Su estética camp, comportamientos, bailes y teatralidad fueron interpretados por muchas personas en la década de los 70 como un coqueteo a la homosexualidad, algo que lo convirtió rápidamente en un icono queer. Esto también generó grandes mitos entorno a las relaciones amistosas establecidas con Lou Reed y con Mick Jagger.
Fue en 1972, año del lanzamiento de The Rise and Fall of Ziggy Stardust and Spiders form Mars, uno de sus discos más importantes e influyentes en el mundo de la música, que David Bowie decidió reconocerse públicamente como una persona homosexual: “Soy gay y siempre lo he sido, incluso cuando era David Jones”, declaró Bowie en una entrevista con el periodista Michael Watts para la publicación Melody Maker. Unos días antes de que la historia se publicara, el 22 de enero de 1972, Bowie predijo: “se va a liberar todo el infierno”. Pocos años después, en una entrevista realizada en septiembre de 1976 para Playboy, Bowie declaró: “Es cierto, soy bisexual, pero no puedo negar que he utilizado este hecho muy bien. Supongo que es lo mejor que me ha pasado”.
Sin embrago, once años después de la entrevista otorgada a Watts, David Bowie expresaría en un artículo para Rolling Stone, escrito por Kurt Loder y titulado “Straight Time”, que la declaración de su supuesta homosexualidad había sido el “error más grande que haya cometido” en su vida. En dicha entrevista desmintió su homosexualidad y bisexualidad y dijo: “Creo que siempre fui un heterosexual de armario. Nunca sentí que era un verdadero bisexual… Quería imbuir a Ziggy de carne y hueso, era imperativo encontrar a Ziggy y ser él. La ironía de esto era que yo no era gay… No era algo con lo que me sintiera cómodo en absoluto. Pero tenía que hacerse”, declaró el cantante. Además agregó: “Estaba magnetizado por toda la escena gay subterránea… a principios de la década de 1970 todavía era prácticamente tabú… Era otro mundo en el que realmente quería ingresar. Así que hice esfuerzos para entrar. Esa fase duró aproximadamente hasta 1974. Más o menos murió con Ziggy”.
Recordemos que, pese a que escénicamente Bowie se presentaba, creaba realidades alternas y expresaba una fascinación basada en la cultura gay underground, tuvo una vida heterosexual, pues se casó en dos ocasiones, la primera con Angela Barnett en 1970 y la segunda con Iman Abdulmajid en 1992, de cada uno de los matrimonios Bowie tuvo un hijo: Duncan Jones y Alexandria Zahra Jones, respectivamente.