Cuenta la leyenda, conocida como la Leyenda Dorada, que en el año de 1531 se llevó a cabo la conquista y la fundación de Querétaro, la cual se consumó por medio de una batalla muy singular.
Un indio de raza otomí llamado Conín, el cual era un gran comerciante y negociador, fue convertido y bautizado al cristianismo por Don Hernán Pérez de Bocanegra y un religioso franciscano; esto con el objetivo de que les ayudara en la complicada tarea de conquistar y catequizar a los pobladores chichimecas de La Cañada.
Se acordó que el sometimiento sería pacífico pero para demostrar la fuerza de los dos grupos se llevaría a cabo un combate en el cual pelearía el mismo número de hombres, sin armas, cuerpo a cuerpo, usando solamente los brazos, los pies y la boca.
El 5 de julio de 1531, se realizó la batalla, los dos grupos lucharon durante todo el día y al atardecer aún no había vencedor.
Los españoles al darse cuenta de la superioridad de los chichimecas y al encontrarse en inferioridad, comenzaron a pedir auxilio invocando a su santo patrono Santiago, en ese momento el cielo oscureció, se eclipsó el sol, salieron las estrellas y apareció en el cielo una cruz y a su lado el apóstol Santiago montado en un brioso caballo. Los chichimecas al darse cuenta de esto se rindieron.
Desde ese momento, la ciudad ha llevado el nombre de la muy noble y leal ciudad de Santiago de Querétaro. En el escudo de armas de la ciudad se observa un óvalo en cuyo centro se ve una cruz, teniendo a su lado al apóstol Santiago a caballo, y en el cuartel superior, el sol poniéndose y el cielo cubierto de estrellas.