XANDU’ o BIGUIE’
(Culto a los muertos, tradición que no muere) La tradición indígena.
La ofrenda indígena se remonta al periodo preclasico, entre mil 800 y mil 500 años antes de Cristo, ya que los pueblos mesoamericanos sepultaban los cadáveres acompañados con ricas ofrendas de cerámica, alimentos y utensilios personales. El culto a los muertos en los pueblos prehispánicos es la concepción de una nueva vida en el mas allá, en la región de los dioses, de la vida y del alimento: Ometecuhtli y Omecahuatl; de ahí la idea de acompañar a los difuntos con lo necesario para esa nueva vida, presidida por Mictlantecuhtli y Mictecacaihuatl, dioses que vivían en el Mictlan: lugar de los muertos. Los integrantes de esos pueblos antes de sacar un cadáver de su casa le colocaban mucha comida y flores; después de exhumarlos le honraban durante cuatro días, colocándole ofrendas hasta dos veces al día. Para los zapotecas antiguos, el culto a sus muertos, no terminaba en el sepulcro, para ellos era la continuidad del ciclo cósmico; dentro de sus rituales, tenían una fecha especial para recordarlos, ya que según sus creencias, sus seres queridos fallecidos gozaban del permiso de los dioses para retornar en forma espiritual al mundo terrenal. Los zapotecas, al igual que los demás pueblos mesoamericanos, se valían de un sistema de doble calendario para el manejo de su tiempo; uno era el del año solar de 365 días, llamado Iza, que utilizaban para sus fines agrícolas y civiles; y el otro, el del ano lunar de 260 días, llamado en el zapoteco del Valle Piye’ y en el zapoteco del Istmo Biguie’, era utilizado para sus fines religiosos y constaba de trece meses de veinte días cada uno. El inicio de este ultimo coincidía con el 8 de Febrero del calendario gregoriano actual fecha que señalaba el principio de las tareas agrícolas del año, conocido como guziguiee y finalizaba el 25 de Octubre con el periodo conocido como guzibaa tiempo en que se descansaba de las tareas del campo y se iniciaba el ciclo festivo. En el calendario religioso llamado Piye’ o Biguie’ se marcaban las fechas de todos los rituales que celebraban, entre estos el de sus muertos, que se realizaba en el ultimo día del mismo, es decir el 25 de Octubre. Para ello se preparaban con tiempo para la recepción, dedicándose a la caza de animales y aves silvestres para la elaboración de exquisitos tamales (guetaguu), alimento que junto con otras ofrendas se colocaban sobre una especie de mesa rustica, que acondicionaban como adoratorio, para dedicárselas a los espíritus de sus difuntos. El sagrado lugar era ornamentado con ramas y flores silvestres como el guie’ bigua o zempoalxochitl, conocida también como flor de muerto, y perfumado con incienso de copal o gu’xu’ bido’ aroma de los dioses-. Llegada la noche, en torno al altar de pie o sentados- todos los miembros de la familia velaban el sagrado lugar, orando y pidiendo a los espíritus de sus muertos que mediaran por ellos ante sus dioses, para que les concedieran salud, buenas cosechas y prosperidad en todas sus empresas. Tenían tanto respeto a estos cultos, que durante sus plegarias nadie se atrevía a alzar la vista hacia el adoratorio por temor a incomodar a los espíritus que pudieran encontrarse ahi. Al día siguiente, una vez terminado el ritual, se daban los parabienes; las ofrendas que se habían expuesto en el santuario, en ocasiones se regalaban a los pobres, en el mayor de los casos se tiraban al río o se enterraban en algún lugar oculto, porque, según sus creencias, los espíritus ya habían extraído la parte nutritiva de ellas y por el hecho de haber sido “tocadas” eran consideradas sagradas. Simbolismos Para los binnigula’sa, el piye’ o biguie’ que ofrendan a sus muertos en los santuarios domésticos, ha tenido un significado religioso y simbólico ya que se le considera un centro sagrado, un lugar envuelto por la presencia divina de los espíritus que retornan; es el recinto donde se realizan su contacto y su comunicación.
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