El hombre cuenta más chistes pero la mujer ríe más, dado que genéticamente difieren sus estrategias cerebrales para procesar las situaciones absurdas que desencadenan la risa, que es algo innato al ser humano, aparte de saludable, ya que reduce el 40% los infartos y alarga 4.5 años el promedio de vida.
Se ha comprobado que ellos y ellas procesan distinto lo divertido, ya que las mujeres activan más las zonas cerebrales relacionadas con el procesamiento del lenguaje, y disfrutan más del humor, es decir, se ríen mas; por el contrario, “el cerebro masculino no integra tanto lo emotivo”.
Las diferencias no sólo proceden del número de neuronas en determinadas zonas del cerebro de unos y otras, sino además a las conexiones neuronales entre ambos hemisferios en los hombres respecto a las mujeres. La risa, que es la expresión espontánea del regocijo, es innata, genética, aparte de universal, y se da en todas las personas.
Hasta que se desencadena la risa, primero se tiene que entender el chiste, luego encontrarlo divertido y finalmente reír, unos pasos que se van registrando en distintas zonas del cerebro, y que requieren de “una mente ágil y flexible”; por eso, a menudo los niños no entienden los chistes.
La risa se ve dificultada cuando falla el procesado del lenguaje y no se entienden los chistes o cuando la zona creativa está dañada y la memoria a corto plazo atrofiada y no se pueden vincular unas cosas con otras.
Normalmente ellas se ríen más con los chistes que se refieren a ellos, y viceversa; además, en general a las mujeres no les hacen tanta gracia los chistes de violencia.