Así lo festejamos…¡VIVA EL MEQUÉ!, Música y celebraciones de los Zoques de Tuxtla Gutiérrez.

Las grandes ciudades de México tienen, a veces, una historia más antigua que la que podemos imaginar y que hunde sus raíces en los tiempos anteriores a la conquista española. Ese es el caso de Tuxtla Gutiérrez la capital del estado de Chiapas, que nació como producto de las migraciones de grupos indígenas provenientes de la zona del Pacífico que se asentaron en la región del Soconusco antes de nuestra era. Al valle en el que ahora se encuentra Tuxtla los grupos zoques lo llamaron Coyatocmó, que significa “Casa o lugar de conejos” y mucho tiempo después, cuando los zoques fueron dominados por los mexicas, se conservó este significado traducido a la lengua náhuatl como Tuchtlán, que tras la conquista y castellanizado se convirtió en Tuxtla. Este pedacito de historia nos sirve para tener presente que los zoques siempre han estado en Tuxtla y que aún continúan ahí con una cohesión y una fuerza que se hacen patentes en las celebraciones religiosas que llevan a cabo en muy diversos momentos del año organizados en torno a mayordomías.

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A dónde ir… “María Félix, la diva a través de la mirada de Héctor García” en la Cineteca Nacional

UNA DIVA, UN FOTÓGRAFO, UN IMPRESOR…

Un banquete fotográfico nos espera en la Cineteca Nacional. No, no nos referimos a la fotografía cinematográfica que cotidianamente disfrutamos en sus grandes pantallas. Nos referimos en esta ocasión a una exposición que se está presentando en el vestíbulo de sus salas 1, 2 y 3: “María Félix, la diva a través de la mirada de Héctor García”. Esta muestra está integrada por 45 fotografías captadas por el gran artista Héctor García en los años 40 y 50 del siglo XX, en las que María Félix, de quien festejamos el centenario de su nacimiento en abril pasado, es el personaje principal.

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De sabores y saberes… Los dulces de Puebla

No todas las ciudades del mundo pueden ufanarse de tener una calle a la que se le nombre la “Calle de los Dulces”. Puebla sí. Se trata de la 6 Oriente, en el tramo comprendido entre la 5 de Mayo y la 4 Norte, y cualquier poblano puede indicarle a un visitante cómo llegar ahí, porque es una de las vías de mayor tradición en el Centro Histórico de esa ciudad. Es una calle hermosa, recta y ordenada como todas las de esa capital que, según la leyenda, fue trazada por los mismísimos ángeles (Puebla en realidad es recta y ordenada porque fue, precisamente, una “puebla”, es decir una fundación nueva que se hizo en el siglo XVI de una manera planeada y organizada, y no adaptándose a la forma de una antigua población. Pero esa es otra historia, que ya tendremos oportunidad de narrar en otro artículo). Volvamos a la “Calle de los Dulces” y digamos que no siempre tuvo ese nombre porque antes, cuando la nomenclatura de la ciudad no era numérica, fue conocida como la “Calle de la Portería de Santa Clara”, ya que ahí, desde el siglo XVII, estuvo ubicado el convento de las monjas clarisas que se hicieron famosas por sus deliciosos dulces de camote y sus tortitas cubiertas con jamoncillo de pepita…
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A dónde ir… a las salas de Etnografía del Museo Nacional de Antropología

¿Conocen ustedes el Museo Nacional de Antropología? ¿Han visitado sus sorprendentes salas de Etnografía? En 2014 el Museo Nacional de Antropología cumpe 50 años. Fue inaugurado el 17 de septiembre de 1964 y fue producto del trabajo de un amplio grupo de mexicanos y mexicanas que pusieron en él sus mejores esfuerzos. El Museo Nacional de Antropología es un hermoso y moderno edificio que resguarda la más importante colección de piezas arqueológicas de nuestro país pero, aunque parezca increíble, es mucho más que eso.

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El retrato…Ochenta y cinco rayas tiene el tigre

Nacido en el Distrito Federal el 14 de julio de 1929, Lizalde es uno de nuestros máximos poetas. Es un hombre sabio y tiene fama de ser tajante como cuchillo. Le dicen El Tigre, porque los tigres lo han acompañado a lo largo de toda su vida: desde los seis años de edad, cuando aparecieron en la primera novela que leyó: La perla roja, de Emilio Salgari, según cuenta en su Autobiografía de un fracaso, y después, arañándolo desde las novelas de Rudyard Kipling y las historietas de Tarzán. Pero, sobre todo, como símbolo y metáfora en otros libros –de Balzac, Rilke, William Blake- donde el tigre estaba oculto y ronroneaba. Escribir se convirtió entonces, para Eduardo Lizalde, en tentación irresistible.

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