Ornette Coleman murió la mañana de este jueves 11 de junio a causa de un paro cardiaco de acuerdo con la información que compartió su familia. Durante su larga carrera, el saxofonista se embarcó en un viaje de exploración que buscaba trascender los límites de la música.
Pero mucho antes de saltar a la fama, Coleman tuvo su primer encuentro con el saxofón en Forth Worth, Texas, su pueblo natal. El cual narró de la siguiente manera “De hecho, fue en la primaria cuando vi un saxofón. Una banda vino a la escuela y vi a este tipo levantarse y tocar su solo. Y me dije ¡Hombre qué es eso! ¡Eso debe ser fantástico!”
Sin embargo, su carrera musical no estuvo libre de obstáculos ni controversias. En 1949 llegó a Nueva Orleans buscando ampliar sus horizontes musicales y encontró empleo con una banda de R & B. “Pasé un muy buen rato en Nueva Orleans, aunque experimenté cosas trágicas en Baton Rouge. Unos hombres me golpearon y tiraron mi saxofón. Porque en ese entonces yo usaba barba y el cabello largo como los Beatles”.
Más fue en 1960 cuando entregó al mundo un sonido sin precedentes en un disco titulado “Free Jazz: una improvisación colectiva” en el cual grabó un doble cuarteto que incluía a Don Cherry y Freddie Hubbard en las trompetas, Eric Dolphy en el clarinete bajo, Charlie Haden y Scott LaFaro en los bajos y a los baterista Higgins y Blackwell.
El disco constaba de una improvisación libre que duraba cuarenta minutos. Hasta entonces no se había hecho nada parecido, de tal manera que se volvió uno de los discos más controvertidos de Coleman. Además dio nombre a lo que se volvería un nuevo subgénero del jazz: el free jazz. Una música que buscaba liberarse de las constricciones armónicas, melódicas y rítmicas. En él la improvisación, la innovación y la experimentación constante eran un requerimiento absoluto.
Ornette Coleman quería un lenguaje inmediato y sin limitaciones que pudiese ir más allá de los cambios en la armonía para poder tocar movimientos. “Yo estaba tratando de tocar ideas…” dijo alguna vez el músico y agregó “La idea es la más alta cualidad de la expresión, es inmortal, carece de clase, no le importa la riqueza… La idea está por encima de la raza, de cualquier valor, cualquier tristeza, cualquier placer…”. En resumen Ornette Coleman quería ser libre y su música fue como él.