Texto: Moisés González
Una edición más del Festival Internacional Cervantino ha terminado, el gran evento cultural que alberga cada año Guanajuato se vivió, se escuchó, se sintió y se degustó con gran diversidad. Los invitados: Sonora y Estados Unidos ofrecieron parte de su cultura y gastronomía, en especial el estado de Sonora. Por otra parte, además del deleite gastronómico, de las exposiciones, el teatro y la danza, siempre los eventos musicales son muy destacados en el Cervantino.
Se escuchó de todo, desde cosas mucho más académicas y especializadas como el pianista Alexander Korsantia o la Banda Sinfónica del estado de Sonora, hasta el rock – grunge del grupo Margaritas Podridas (algo más contemporáneo).
Esa es la magia y un poco la nueva esencia que busca el Festival, atraer a públicos jóvenes, que se interesen por la cultura y el arte, que a partir de presenciar a Las Margaritas Podridas puedan adentrarse y abrirse a nuevos ámbitos tanto musicales como del arte tradicional o académico.
Luego de tres semanas de eventos y fiesta, el final tenía que llegar; y del cierre se encargó el pianista: Arturo O’Farrill, acompañado de La Afro Latin Jazz y el Colectivo Conga Patria de Son Jarocho. En conjunto brindaron un espectáculo increíble que justamente abordó en lo musical, primero, la identidad del músico Arturo O´Farrill: el latin jazz. Escuchamos piezas y suites de esta esencia con una fascinante cadencia, musicalidad, un enorme despliegue de virtuosismo y gran ejecución por parte de la orquesta.
Temas como la Afro-Cuban Jazz Suite y Aztec Suite fueron ejecutadas de manera impecable, además estas son piezas de gran valor histórico, compuestas por su padre, el músico cubano, Chico O´Farrill.
Las canciones mencionadas fueron la muestra perfecta del “latin jazz”, vaivenes, movimientos, leit motivs, ritmos ternarios, métricas irregulares, estos elementos muy característicos del jazz, pero con ese toque de versatilidad, de alegría y frescura, lo que se traspasa a no sólo “jazz” sino al ámbito del “latin”.
Entre las piezas de este estilo se intercalaron los actos del Colectivo Conga Patria, reluciendo la cultura jarochera, el zapateado de tarima, la destreza de los jaraneros, las coplas recitadas e improvisadas y lo más importante transmitir el espíritu del “fandango”.
Así, el son jarocho y el jazz se unieron en concierto memorable, que también trajo consignas sociales y políticas, se recalcó el tema del “muro con Estados Unidos”, la identidad mexicana a través del mestizaje y se dedicaron canciones a los habitantes de Guerrero debido a la situación que viven por el paso destructivo que tuvo el huracán Otis.
El concierto programado en la Alhóndiga de Granaditas se alargó hasta poco más de dos horas, e incluso un dron que estaba programado para grabar el emblemático cierre pirotécnico, tuvo que esperar un momento hasta que al final vivimos el bello momento de los fuegos artificiales, un clásico del Cervantino.
Me parece que en general fue un concierto que tuvo mucha diversidad aunque se halló un poco en disonancia con el resto del festival. ¿A qué me refiero? A que la presencia en el Cervantino de Estados Unidos fue prácticamente nula en general en el festival y en este concierto de cierre, y por otra parte, Sonora no se reflejó tampoco en el acto final.
En este momento, este concierto y la edición 51 ya es historia. Nos toca esperar las sorpresas de la próxima fiesta cervantina. Por supuesto hay que mencionar el reiterado logro que obtuvieron estos músicos con el disco, Fandango at the Wall in New York, el cual les hizo ganar el Premio Grammy 2023 al Mejor Álbum de Jazz Latino e incluso se realizó un documental para la plataforma HBO.
Radio México Internacional seguirá compartiendo con ustedes algunos de los mejores momentos del icónico Festival.