Aideé Balderas Medina
@aideebalderas
Del 03 al 12 de octubre de este año, se llevó a cabo la VI Semana del Trovador en diferentes localidades de la hermosa Isla del Encanto, Puerto Rico. Cientos de familias salieron a las calles para abarrotar las plazas públicas de Quebradillas, San Lorenzo, Juncos, Caguas y Hatillo. Así como también el Teatro Yagüez en Mayagüez y los auditorios del Colegio de Abogados en Miramar y la Universidad Interamericana en Arecibo.
La VI Semana del trovador se realiza gracias al tremendo esfuerzo de Decimanía de Puerto Rico, organización cultural sin fines de lucro, creada en 2007. Con tan sólo siete años de haberse formado, esta organización ha desarrollado importantes acciones para el fortalecimiento de la música tradicional puertorriqueña. Imparten diferentes talleres de improvisación oral, historia y creación de la décima espinela, así como los diferentes estilos musicales, seis y aguinaldo, con los que se acompaña el canto y la improvisación. Decimanía ha producido más de quince discos con artistas locales y extranjeros, también ha editado varios libros. Actualmente conducen y producen un programa de radio, que se transmite todos los sábados a las 19:00 horas por la estación Oro 92.5 FM. Con un espíritu incansable por difundir su folclor, transmiten las veinticuatro horas del día, música campesina puertorriqueña, a través de su sitio web www.decimania.com.
“Nosotros amamos el folclor” es el lema y estandarte de Decimanía. Los almirantes que dirigen el barco decimaniáco son Roberto Silva Gómez y Omar Santiago Fuentes, reconocidos trovadores puertorriqueños y extraordinarios gestores culturales; quienes han sabido sumar el esfuerzo, el gusto y la colaboración de mucha gente que desea, así como ellos, brindar su valiosa aportación para poder crear el mejor de los mundos posibles.
Roberto y Omar han recorrido diferentes naciones del mundo representando a la isla borincana. En estos viajes han conocido a los portadores de la música popular de diferentes países de Iberoamérica. Repentistas, verseadores, huapangueros, soneros, payadores, cantores de mejorana y trovadores están llenos de matices y diferencias pero también comparten grandes coincidencias, como es el caso la creación del verso improvisado y el uso de la décima espinela (forma lírica formada por diez versos octosílabos que se rima de la siguiente manera ABBAACCDDC).
La importancia que tiene la oralidad, la palabra improvisada, en las diferentes tradiciones de Iberoamérica tiene un valor fundamental. Parafraseando el testimonio que dio en el taller para jóvenes improvisadores, en la Universidad Interamericana, el verseador canario Yeray Rodríguez: “El trovador tiene la humilde labor y la enorme responsabilidad de decir lo que la gente quiere decir, pero no puede manifestar porque sus circunstancias no le permiten tener acceso a la palabra. El papel primordial del trovador es darle voz a los que se les ha ninguneado por su forma de ser, a los que se les ha negado la posibilidad de tener voz, a los que se les ha negado la posibilidad de que se les escuche.” En este sentido, los trovadores de Iberoamérica, más allá de entretener o divertir a la gente, cumplen con la noble tarea de hablar de las alegrías del pueblo pero también de sus carencias, de sus pesares, que no son pocos. Los trovadores buscan, de alguna manera, reivindicar a su pueblo, a su gente, a través de la palabra.
En Puerto Rico, Islas Canarias, Cuba, entre otros países, se acostumbra que los trovadores pidan al público una frase de ocho sílabas. A esta frase se le llama “pie forzado”, el trovador crea los primeros nueve versos y finaliza la décima con la frase que le impuso el público. Este ejercicio es una clara muestra de una de las funciones que cumple el trovador, “decir lo que la gente quiere”.
Con el ánimo de compartir e impulsar el arte de la oralidad en Puerto Rico, Decímanía realiza la Semana del Trovador. En su sexta emisión presentó los conciertos “Trovadores del mundo”; donde participaron artistas de México, Argentina, Uruguay, Islas Canarias, Cuba, Panamá y Puerto Rico.
México fue brillantemente representado por uno de los más importantes exponentes del huapango arribeño, Guillermo Velázquez, junto con sus Leones de la Sierra de Xichú; integrado por Isabel Flores, voz; Vincent Velázquez, décimas y zapateado; Javier Rodríguez, voz y jarana huasteca; Alejandro Montaño, bajo y Mario González, violín y voz.
Guillermo y Vincent Velázquez le cantaron a la vida, a los niños migrantes y también clamaron justicia por los estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa, Guerrero. Dejaron constancia en la tarima de lo que significa cantar y zapatear como un verdadero ser apasionado que ama su tradición.
Por parte de Argentina estuvo Christian Méndez quien compartió escenario con el emblemático payador uruguayo José Silvio Curbelo. Alumno y maestro dieron muestra de su sentido del humor, así como también compartieron con el pueblo boricua, el melancólico canto de la guitarra que entona una milonga y pronuncia profundos versos para hablar de su tierra.
Islas Canarias se hizo presente con los verseadores Yeray Rodríguez, José María Dávila y Eduardo Duque; el cantante Pedro Manuel Alfonso, y los músicos Silvestre Ramírez y David Pablos. Cual hechiceros, los canarios cautivaron al público con la diversidad musical de las Islas; hubo baile de tambor, folía, polca, punto cubano, seguidilla, isa y canción popular. Los verseadores parecían magos de gran experiencia y hacían aparecer al instante, aparentemente sin ningún esfuerzo, un gran número de versos.
Tomasita Quiala y Luis Paz Esquivel hicieron gala del uso de la técnica, la memoria y el nivel poético que tiene la décima espinela en Cuba. Al compás del punto cubano Tomasita fue un manantial de sensibilidad y talento.
Panamá llevó el canto de la mejorana con José Augusto Broce, Valerio Gómez, Jazmín Muñoz y Santiago “Chang” García. Broce y Valerio dieron un recorrido musical por los torrentes panameños e hicieron bailar a los boricuas con el Gallino Picao. Chang y Jazmín cerraron sus actuaciones con divertidas controversias jocosas. Jazmín Muñoz estremeció al público cada vez que entonaba la hermosa saloma, canto gutural, poderoso y profundo.
Los artistas puertorriqueños dieron muestra del derroche de talento con la participación de los grupos: Mapeyé, Edwin Colón Zayas y Taller Campesino, Christian Nieves y Herencia Musical, Añoranzas Borinqueñas de Miguel Trinidad, El Conjunto Lozada de San Lorenzo, Jovino González y Conjunto Tradición, Ecos de Borinquen de Miguel Santiago, Ecos de la Montaña de Joaquín Mouliert, Carlitos Gabriel y su Conjunto, Ecos de Borinquen de Miguel Santiago y Emma Colón y un gran número de trovadores.
Como reconocimiento a dos grandes músicos y baluartes de la tradición boricua, la semana del Trovador fue dedicada al cuatrísta, don Iluminado Dávila qua a sus 90 años ha sido fuente inagotable de resplandor para las nuevas generaciones y al guitarrista don Polo Ocasio.
Los habitantes de la isla del coqui, disfrutaron durante más de una semana de los diferentes concursos de trovadores, del congreso de niños y de los conciertos con Los Trovadores del mundo. La respuesta que dio la gente de Puerto Rico a esta oferta cultural que Decimanía se empeñó en ofrecer, fueron plazas atiborras, teatros llenos y mucho entusiasmo.
La VI Semana del Trovador, como bien señala, Guillermo Velázquez: “Es más que una mera fiesta de música folclórica”. Es un acto de resistencia que lucha por preservar la cultura propia que dota de identidad a los puertorriqueños. Hablar de identidad en Puerto Rico, no es poca cosa, ya que es un país que cotidianamente enfrenta el asediado y el dominio de los Estados Unidos. Frente a esto Decimanía decide alzar la voz y reivindicar su independencia cultural reafirmando lo propio, su idioma, su música y sus tradiciones.
Viva Puerto Rico libre.
Tremenda semana del trovador y Una fabulosa experiencia .