Texto: Rita Abreu
Revisan, cuestionan, se divierten rompiendo estereotipos, así es Alma Rodríguez, sax tenor de varios proyectos musicales, porque lo de hoy es la diversificación bajo el probable lema de no claudicar. Alma decidió que la música era su vida, el saxofón su instrumento y su búsqueda las coincidencias y lucha de mujeres con la misma vocación ubicadas en cualquier parte del mundo.
Entre estudios concienzudos sobre su quehacer artístico a partir de la reunión, el intercambio de experiencias, buen sentido del humor y hasta la necesidad de filosofar en colectivo, Alma interpreta reportorio tradicional y contemporáneo, y forma parte de Las Montoneras, doce mujeres que no se conforman con ser “la flor del ensamble”. Saben que en muchos momentos son las únicas mujeres de una agrupación y que esto es sólo una circunstancia profesional para destacar por su talento no por su género. Género que por lo demás siempre reivindican porque hasta hace muy poco se ninguneaba su presencia en el arte.
En esta charla Alma nos mostró obras que nos introducen a universos sonoros muy diversos, Lluvia, viento y caña, del cubano Israel López Cachao, interpretada con el cuarteto Saxtlán. Ave Fénix, una pieza que denuncia la opresión y misoginia vivida dentro de la música, de Jimena Contreras, con el solo de sax de Alma Rodríguez. Alcatraz, pieza de la sonorense Nubia Jaime Donjuán con sus toques de danzón, y el estilo del Cuarteto Latinoamericano de Mujeres Saxofonistas. Raíz o cómo se filosofa en el desierto, con sonido más electrónico, de Lucía Eznaurrízar; y finalmente una muestra del trabajo de improvisación de Las Montoneras, con algunas invitadas especiales, donde se abren al diálogo y a lo que marque la inspiración y la espontaneidad.