Todo se arregla…, dice el maestro Joaquín Castillo, desde un rayón, hasta una lámina, por muy “mascada” que esté… todo se arregla. Él sabe de estas cosas porque es hojalatero, aprendió el oficio desde que era muy joven y lo ha ejercido con responsabilidad y con ingenio por casi cuarenta años. Sabe sacar golpes, enderezar chasises, arreglar salpicaduras, desabollar puertas, recuperar carrocerías, desaparecer raspones… No es fácil, ningún golpe es igual a otro, nada puede preverse, hay que encontrar la herramienta precisa que entre al doblez provocado por el impacto y descubrir la mejor manera de corregir los daños sin perjudicar alguna otra parte de la lámina. El Maestro Castillo trata a los autos golpeados como si fueran enfermos delicados y hace que recuperen la salud y, sobre todo, la belleza y la lozanía. Él conoce los métodos más tradicionales pero sabe también manejar la herramienta más moderna. Ha visto cambiar su medio de trabajo, desde aquellos tiempos en que la clientela se buscaba en los talleres, en los estacionamientos o en las calles, identificándose con un martillito y alguna otra herramienta, hasta las épocas que ahora corren en las que las compañías aseguradoras han acaparado el trabajo de los hojalateros y los capacitan y certifican en el uso de complicadas máquinas para que puedan colocarse en los talleres especializados.
Platicar con Don Joaquín Castillo es muy grato, contagia el gusto por su oficio y tiene una manera muy peculiar de contar las cosas. Hace que uno se sienta tranquilo, confiado, sereno, porque a final de cuentas… ¡todo se arregla!
Hace unas semanas tuvimos la oportunidad de conversar con el maestro Joaquín Castillo y de verlo trabajar. Les invitamos a escuchar esta charla en el audio que se encuentra bajo estas líneas.
Escucha el audio.