Hizo las dos: La bienamada y La malquerída. Ambas películas dirigidas por Emilio, el Indio, Fernández. Gracias a él, que fue su descubridor y pareja sentimental, su carrera como actriz se desarrolló en los momentos precisos y con los proyectos justos. Tanto así, que a Columba Domínguez, fallecida el día 13 de agosto pasado, se le recuerda por sus papeles protagónicos en la Época de Oro del cine nacional y por su belleza, una belleza inconfundiblemente mexicana. Nacida en Guaymas, Sonora, el 4 de marzo de 1929, Columba participó en cintas fundamentales de las grandes producciones nacionales, de la primera mitad del siglo XX, como Pepita Jiménez (1945), Maclovia (1948) y Pueblerina (1949).
Musa del Indio Fernández, que la limitó siempre al mismo tipo de personajes, Columba, terminó por separarse laboralmente de él en 1952, lo que le permitió trabajar bajo las órdenes de otros realizadores: con Luis Buñuel filmó El río y la muerte y bajo la dirección de Ismael Rodríguez estelarizó Los hermanos del hierro (1961) y Ánimas Trujano (1962). En ese mismo año participó en la película El tejedor de milagros, que representó a Latinoamérica en el IX Festival Internacional de Cine de Berlín. Pero, como anécdota y para los amantes de su belleza, hay que mencionar que fue Columba Domínguez quien realizó el primer desnudo oficial del cine mexicano en la cinta La virtud desnuda.
Fue el 28 de mayo de 2013 cuando hizo una de sus últimas apariciones: en la Academia Mexicana de las Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC) al recibir el Ariel de Oro por su trayectoria fílmica.
Muy bien querida por todos, bien amada estrella del cine mexicano, vuelve a vivir en todas y cada una de las películas, esas películas que nuestros ojos todavía miran de vez en cuando.
[esplayer url=”http://www.imer.gob.mx/phpwrappers/podcast/apitrck/uploads/332/la_malquerida_portal_.mp3″ width=”200″ height=”25″]