Al norte del país ubicados en las montañas y barrancas de la Sierra Madre Occidental en Chihuahua, vive el pueblo indígena de los Tarahumaras. Ellos se hacen llamar a sí mismos Rarámuris, que significa: Corredores a pie o de pies ligeros. Un grupo que desde su mero origen ha estado destinado a correr, pero ¿qué los hace tan eficientes en esta actividad?
Hay muchos factores que favorecen a que los rarámuris se distingan en los ultramaratones, de hecho, cuando hablamos de correr no piensen en competencias de velocidad, nos referimos a pruebas de resistencia, a trayectos de 50 a 150 km o más. Es de verdad sorprendente el temple y fortaleza de estos seres humanos, alguien de la ciudad o incluso un deportista élite sucumbiría a tales pruebas.
Es un pueblo numeroso con alrededor de 121 mil habitantes, pero esparcido en diversas rancherías, en municipios como: Balleza, Morelos, Carichí, Ocampo y Guerrero en Chihuahua. Han vivido en estas zonas montañosas desde hace cientos de años por cuestiones de disputas territoriales, las constantes misiones evangelizadoras durante la colonización y la explotación minera de empresas norteamericanas, hizo que recularan y se adentrarán más en las barrancas y montañas. Son un pueblo agricultor-ganadero, lo segundo viene directamente relacionado por la ocupación jesuita, y mientras que la agricultura siempre ha sido su actividad económica primaria, siembran maíz y frijol principalmente.
Respecto a sus creencias son una tribu aislada, no les gusta estar en contacto con otras comunidades, sus relaciones sociales son influenciadas fuertemente por su cosmogonía. El relato de su origen trata sobre un dios que les dio la vida a ellos, y el diablo creó a los chabochis. En una contienda entre rarámuris y chabochis, los rarámuris perdieron, hecho que los condenó a vivir en pobreza y marginados por siempre. Para ellos los extraños simbolizan a los chabochis, de aquí su distanciamiento.
Características y costumbres
La distancia entre las rancherías, sus siembras, la escuela y casa hacen que todo el tiempo caminen largas distancias. Además, es un lugar de clima árido, las condiciones en primavera y verano son extremas, llegan hasta los 50 grados centígrados.
Pastar el ganado es tarea diaria eso significa avanzar muchos kilómetros, físicamente el cuerpo se adapta a las condiciones del medio ambiente, los rarámuris están más que adaptados a su zona, son de estatura media, delgados y de piel morena. Este aspecto físico les da una ventaja al momento de correr. Dado sus bajos recursos los huaraches son su único calzado y en ocasiones ni eso. Sus pies resisten las altas temperaturas y no les afectan los sinuosos caminos, son innecesarios tenis de marca o algún otro aditamento que los ayude.
Como diversión tienen un juego llamado “Carreras de Bola”, en su idioma: rarajipuami ¿En qué consiste este juego? Bien, con madera de los troncos manufacturan una pelota pesada (komakali) que es pateada con el empeine, pueden participar niños, niñas y adultos. La bola rueda y rueda hasta que alguien la atrape. Suena sencillo, sin embargo, estas carreras pueden durar hasta dos días recorriendo 200 km en promedio tras la bola. Las carreras son un gran evento para los Tarahumaras ya que no solo participan los competidores, la misma comunidad se vuelca con ellos apoyándolos con comida, iluminación y muchas porras.
Rarámuris en competencias
Para las olimpiadas de 1928 la delegación mexicana envió a dos rarámuris para la prueba del maratón, las esperanzas de medalla eran altas, pero increíblemente no estuvieron ni cerca de ganar, quedaron en los lugares 32 y 35. La anécdota de aquel fracaso está inmortalizada en lo que sucedió al llegar a la meta. Los competidores comentaron al finalizar ¡Muy corto!
42 km para un rarámuri es solo el calentamiento, como comentaba al inicio ellos son atletas de resistencia, los factores mencionados del calzado, la historia de su pueblo, las largas caminatas diarias y sus juegos hacen que la misma vida cotidiana se vuelva su entrenamiento. Todo se conjuga para darles el don de las largas corridas. También faltaba mencionar un punto importante que potencia su desempeño: la alimentación, existen dos bebidas básicas, la primera es el conocido pinole, maíz tostado con piloncillo, una porción de una taza da 285 calorías. La segunda bebida energética es el izquiate, hecho con agua, chía, jugo de limón y azúcar, con esto es más que suficiente para activar a estos impresionantes corredores.
Después de un tiempo se dieron cuenta de este don y poco a poco comenzaron a incursionar en diversos ultramaratones para salir adelante. En los años noventa 35 rarámuris se hicieron presentes en estos eventos en Estados Unidos, destacando 4 ganadores y dos récords: el de la persona más joven y la más longeva en ganar dichas competencias.
Actualmente Alrnulfo Quimare ha ganado tres veces el Ultramaratón de Barrancas del Cobre, Miguel Lara ha ganado dos ocasiones el Ultramaratón de los Cañones, pero quien se ha llevado los reflectores es la chica de 25 años llamada María Lorena Ramírez Hernández, su nombre quedó enmarcado en la historia tras ganar en 2017 el UltraTrail Cerro Rojo en Puebla, recorrió 50 km en siete horas. Posteriormente ganó el Ultramaratón de los cañones en 2017. Sus hazañas la hicieron visible y diversas marcas deportivas la buscaron para patrocinarla sin embargo ella los rechazo, prefiere correr como está acostumbrada con su vestido y huaraches. A finales del 2019 la plataforma de streaming Netflix lanzó el documental: Lorena, la de los pies ligeros, el cual muestra la vida y contexto de esta gran corredora de fondo.
Para los rarámuris es un motivo de vida heredado, cada generación nueva viene con ésta identidad. Se vuelve la manera en que pueden mejorar sus condiciones económicas y más allá de eso, se han ganado la admiración y respeto de muchos en todo el mundo. Un pueblo inquietante que incluso ha sido muy poco estudiado, pero por la información que tenemos y su historia, sabemos que no solamente son de pies ligeros, resistentes y resilientes, sino que el gran corazón que tienen los hace sacar esta inimaginable fortaleza física en las sinuosas montañas de la Sierra Tarahumara.