Texto: Rita Abreu
Equilibrio en la existencia, eso parece buscar la música de este juglar que recorre el orbe en pleno y convulso siglo XXI. Sus letras hablan de hambre, petición de lluvias, encuentros espirituales, purificación, paraíso. Todo esto y más, expresado con melodías que abarcan géneros, épocas, geografías, siempre por caminos sorprendentes. Ya lo comprobarán…
A los 17 años decidió correr mundo, tenía que sentir en su piel lugares, en principio, de la propia África: Burkina Faso, Camerún, Costa de Marfil, Mali. Después saltar a otros lugares, Alemania (álbum Saint Louis Blooze), Francia (álbum Pour toi), México (álbum Konko) sitios donde a su paso queda una grabación, una huella que amarra amorosamente esa cuerda hecha de piel animal.
Desde pequeño tomó el balafón cromático como su aliado y medio de expresión principal; su riqueza armónica lo sedujo, y a partir de él ha creado un estilo único. Verle ejecutar el instrumento es una experiencia que no se olvida: fuerza, maestría, una aparente sencillez que remata siempre con una gran sonrisa. En esta charla cuenta por qué solo él puede armar y desarmar su balafón.
Nos compartió algunas de las situaciones humanas que le conmueven y cómo responde con sus composiciones a esas circunstancias injustas, inexplicables o extraordinarias que va encontrando en su paso nómada por los continentes. Cualquier lugar es bueno para él, pareciera que encuentra en la música esa consagración desde alguna religión ancestral que jamás se ha preocupado por tener un nombre.
Aquí su música y voz en Radio México Internacional. La voz que nos une con África… Disfruta el podcast.