El 30 de diciembre de 2016 cumple 40 años la Sala de Conciertos Nezahualcóyotl del Centro Cultural Universitario, uno de los recintos musicales más importantes del mundo por su belleza arquitectónica y su espléndida acústica. Fue inaugurada en el año 1976 por el entonces rector de la UNAM, Dr. Guillermo Soberón, y esa noche se escuchó el primer concierto de la Orquesta Filarmónica de la UNAM en su nueva (y definitiva) casa, bajo la batuta del maestro Héctor Quintanar, director titular de la agrupación entre 1975 y 1981, y un revolucionador de la música de concierto en México. El programa estuvo integrado por una obra del propio Quintanar “Fiestas”, la “Sinfonía India” de Carlos Chávez, piezas para soprano del repertorio virreinal, con la gran Irma González, y el Concierto “Emperador” de Ludwig van Beethoven con el pianista alemán Hans Richter-Hasser como solista.
La idea de la construcción de un edificio diseñado ex-profeso para fungir como sala de conciertos y como sede definitiva de la Filarmónica Universitaria (cuyos orígenes se remontan a 1929, año de la autonomía), fue de otro de los grandes directores de la OFUNAM, el recordado maestro Eduardo Mata, que trabajó muy de cerca con los arquitectos Arcadio Artis y Orso Núñez, encargados del proyecto y con el ingeniero de sonido norteamericano Christopher Jaffe, que se ocupó del diseño acústico. Los trabajos de construcción comenzaron en 1975 con la colaboración de técnicos, arquitectos e ingenieros de la Dirección General de Obras de la UNAM. Se contó con un terreno de 9,500 metros cuadrados y la sala estuvo concluida al cabo de nueve meses. Es un edificio realmente hermoso y práctico, integrado al impresionante paisaje volcánico que lo rodea. Tiene un aforo para 2 mil 311 espectadores distribuidos en planta baja, primer piso, mezzanine y segundo piso. Desde cualquiera de esos puntos, la audición de la música es perfecta, ya que el interior de la sala se cubrió con paneles quebrados de madera para distribuir mejor el sonido y evitar los ecos, y se colocó un enorme plafón que, además de iluminar la orquesta, proyecta el sonido en diferentes direcciones. Por esta razón el ingeniero Jaffe afirmó: “La Sala de conciertos Nezahualcóyotl es en sí misma un instrumento musical”.
La Sala de Conciertos Nezahualcóyotl fue el primer recinto terminado, del Centro Cultural Universitario, y abrió un espacio de actividad artística de enorme importancia para la UNAM y la Ciudad de México. El 1979 era un lugar apartado de la vida cotidiana de la Ciudad Universitaria y ahora, a 40 años de distancia, se ha convertido en uno de los espacios de paseo y conocimiento más accesibles y apreciados por los estudiantes y por toda clase de públicos.
Sería imposible enumerar los magníficos artistas, populares y académicos, que han desfilado, a lo largo de cuarenta años en el escenario de la Sala Nezahualcóyotl. La OFUNAM ha vivido ahí inolvidables temporadas de conciertos, y se han presentado otras magníficas orquestas como las Sinfónica de Londres o Berlín, y las Filarmónicas de Israel, Nueva York, Viena, Israel y Moscú con directores como Eduardo Mata, Zubin Metha, Leonard Bernstein, Kurt Masur o Luis Herrera de la Fuente, Paavo Berglund, Efrem Kurtz, Bernard Haitink, Lorin Maazel, Maxim Shostakovich y muchos más. El Jazz también ha estado presente y han pisado su escenario enormes leyendas del género como Ron Carter, Michel Camilo, Bill Evans, Dexter Gordon, el grupo cubano Irakere, Keith Jarrett, Paul McCandless, Charlie Mingus, Gerry Mulligan, el grupo Oregon, Eddie Palmieri, Tomasz Stanko, Markus Stockhausen, Cecil Taylor. Y a eso podemos sumarle grandes personajes de la música popular como Silvio Rodríguez, Alfredo Zitarrosa, Pablo Milanés, las Hermanas Bermejo, el grupo gitano Taraf de Haidouks, Eugenia León, y un larguísimo etcétera en el que caben algunos de los mejores recuerdos musicales de varias generaciones. Porque además, y esto es muy importante destacarlo, la Sala Nezahualcóyotl siempre ha tenido precios accesibles y descuentos atractivos que han permitido que los jóvenes universitarios se beneficien con su intensa actividad musical.
¡Larga vida a la Sala Nezahualcóyotl!, orgullo de los universitarios y del pueblo de México.

Fotos: Enrique Rivera