El notable artista José Guadalupe Posada, nació en la ciudad de Aguascalientes, Aguascalientes, el 2 de febrero de 1852. Bajo el cuidado de su hermano Cirilo, quien era maestro rural, estudió las primeras letras y se inició en el dibujo. José Guadalupe cursó estudios en la Academia Municipal de Dibujo. A los 16 años aprendió grabado en madera y litografía en el taller profesional del maestro Trinidad Pedroso, quien descubrió en él un talento natural y una facilidad innata para el dibujo y la caricatura, lo que le valió su entrada al medio periodístico de la mano de su mentor.
Como dibujante logró publicar sus primeras viñetas en el periódico “El Quijote” de Aguascalientes cuando acababa de cumplir 19 años. En 1871 se trasladó con su maestro a la ciudad de León, Guanajuato, en la que ganó una plaza como profesor de litografía en la Escuela Preparatoria de León. Durante 5 años compartió su actividad como docente con su trabajo como litógrafo comercial, elaborando textos de anuncios y carteles y las estampas de imágenes religiosas.
En 1888 y merced a las graves inundaciones que se presentaron en León, el Posada se trasladó a Ciudad de México donde comenzó a trabajar en distintas empresas editoriales. En la editorial de Irineo Paz, padre del Premio Nobel Octavio Paz, elaboró cientos de grabados para varios periódicos como La Patria Ilustrada, Revista de México, El Ahuizote, Nuevo Siglo, Gil Blas, El Hijo del Ahuizote y varios más, lo cual le valió una merecida fama y bonanza económica.
En 1890 el reconocido impresor Antonio Vanegas Arroyo lo invitó a ilustrar sus publicaciones de carácter nacionalista y popular: historietas, liturgias de festividades, plegarias, cuentos y almanaques, sobre todo La Gaceta Callejera. Las ideas de Posada, de índole progresista, le permitieron elaborar una crónica de la vida mexicana de su época poniendo de relieve los sufrimientos del pueblo a manos de los poderosos. Esto le costó la cárcel en más de una ocasión. Aunque su obra aborda múltiples temas, lo más conocido ha sido la imagen de la Calavera Garbancera, ala que conocemos como “La Catrina” y que el pintor Diego Rivera reprodujo en su mural “Sueño de una tarde de domingo en la Alameda Central”. Fue tal la admiración de Rivera por Posada que alguna vez se refirió a él diciendo que es un artista “tan grande como Goya, un creador de una riqueza inagotable. Ninguno lo imitará; ninguno lo definirá. Su obra es la obra de arte por excelencia”. Posada murió en la miseria, nadie reclamó su cuerpo y fue enterrado en una fosa común el 20 de enero de 1913.
Ilustración de la Portada: Linografía de Leopoldo Méndez






