Junio me dio la voz, la silenciosa
música de callar un sentimiento.
Junio se lleva ahora como el viento
la esperanza más dulce y espaciosa.
Carlos Pellicer
Puede ser coincidencia, fatalidad, destino… Vayan ustedes a saber. Lo cierto es que si uno revisa las efemérides del mes de junio se da cuenta, en seguida, de que son muchos los creadores mexicanos (escritores, poetas, filósofos, pintores, periodistas, músicos) que murieron en este mes. ¿Coincidencia, fatalidad, destino…? Es lo de menos. El asunto es que las efemérides son solamente un pretexto para recordar, para traer al presente a los que se han ido: Visto así, junio se convierte en un mes en el que tenemos un magnífico motivo para recuperar sus voces y sus recuerdos.
José Joaquín Fernández de Lizardi: Sus contemporáneos le decían “El Pensador” lo cual demuestra lo significativo que fue este hombre para su generación. El mote, que también fue su seudónimo, se debía a que fundó uno de los periódicos más importantes para los criollos de la Nueva España: El pensador mexicano. También se le reconoce como el iniciador de la novela mexicana porque El Periquillo Sarniento fue la primera obra escrita en nuestro país en ese género. José Joaquín Fernández de Lizardi vivió en Mixcoac, que en ese entonces era un poblado cercano a la Ciudad de México y murió el 21 de junio de 1827.
El Nigromante: 52 años después de la muerte de Fernández de Lizardi, murió Juan Ignacio Paulino Ramírez Calzada, el escritor, poeta, periodista, abogado y político guanajuatense, que fue mejor conocido como El Nigromante, murió el 15 de junio de 1879. En el inicio de su carrera creó una publicación periódica: Don Simplicio, donde hablaba con simpatía de la Reforma Liberal, por lo que sufrió encarcelamiento y censura. El Nigromante participó en la elaboración de las Leyes de Reforma y, como parte del gabinete del Presidente Benito Juárez, creó la Biblioteca Nacional de México.
Ramón López Velarde: Como muchos de los personajes del siglo XIX, este gran poeta contaba con un nombre más largo que aquel con el que es habitualmente conocido. Ramón Modesto López Velarde Berumen fue quien cerró el ciclo del modernismo en la literatura para dar inicio a la poesía contemporánea. Fue un creador de altos vuelos. Nació en Jérez, Zacatecas y también fue abogado. En 1916 escribió su primer libro: La sangre devota. A su muerte, ocurrida el 19 de junio de 1921 (víctima de una neumonía a los 33 años de edad y en su pequeño departamento de la Colonia Roma), se editó su libro El Son del corazón. Su poema más famoso, que es uno de los más hermosos y perfectos de la literatura mexicana, es La suave patria.
Salvador Díaz Mirón: Fue un importante poeta veracruzano y es reconocido como el iniciador del modernismo literario en México. También se distinguió como periodista y político. Formó parte de la Academia Mexicana de la Lengua. Gozó de muchos reconocimientos pero también, en medio del agitado panorama político de su tiempo, su obra y su ideología le causaron intranquilidades y en varias ocasiones estuvo encarcelado y otras tuvo que exiliarse. Murió el 12 de junio de 1928 y sus restos se encuentran en la Rotonda de las Personas Ilustres en la Ciudad de México.
José Pablo Moncayo: No solo el mundo de las letras se ve oscurecido en junio, también el de la música, pues en 1958, el día 16, murió, a sus 46 años, el compositor José Pablo Moncayo quien nació en Guadalajara y estudió en el Conservatorio Nacional de Música. En 1935 formó parte del Grupo de los Cuatro, junto con: Daniel Ayala, Blas Galindo y Salvador Contreras. En 1941 se estrenó la más famosa de sus creaciones inspirada en la música tradicional veracruzana. Algunas de las grandes obras musicales de todos los tiempos terminan por incorporar a su nombre el apellido de su autor, es el caso de la 5ª o la 9ª de Beethoven o del Bolero de Ravel, y también del “Huapango para Orquesta”, que para nosotros será siempre el “Huapango de Moncayo”.
Samuel Ramos: Las peculiares formas de comportamiento de los mexicanos fueron el motivo de las reflexiones del filósofo michoacano Samuel Ramos quien fue autor del libro El perfil del hombre y la cultura en México. En 1919 se doctoró en filosofía en la Universidad Nacional. Una de sus conclusiones con referencia al estudio del mexicano es que éste trata de imitar otro tipo de culturas como un mecanismo de autodefensa. El filósofo Samuel Ramos murió el 20 de junio de 1959.
José Vasconcelos: Unos días después que Ramos, el 24 de junio de 1959, murió José Vasconcelos, uno de los personajes indispensables de la historia cultural y política del México del siglo XX. Nació en la Ciudad de Oaxaca y realizó una importantísima labor en pro de la educación en México. Fue Secretario de Educación y Rector de la Universidad Nacional (es quien ideó el escudo y el lema que aún identifican a la UNAM). Abogado, literato excepcional y un político opositor de sólidas convicciones, escribió obras de filosofía, sociología, periodismo, literatura e historia. Su obra cumbre es su autobiografía “Ulises Criollo”.
Carlos Monsiváis: Hace apenas cuatro años, el 19 de junio de 2010, murió uno de los cronistas y pensadores más agudos, inteligentes e importantes de nuestro país: Carlos Monsiváis. Su presencia en todos los ámbitos culturales de México y sus diversas tareas, siempre fructíferas y transformadoras, hicieron que su ausencia dejara un hueco gigantesco. Fue antologador, dirigió suplementos culturales, colaboró e impulsó el periodismo mexicano, fue un inteligente investigador histórico y un cronista excepcional de nuestra realidad. Recibió importantes reconocimientos como el premio Xavier Villaurrutia, de escritores para escritores. Es famoso también su gran gusto por los gatos y los curiosos nombres que les ponía a los suyos: Mito Genial, Recóndita Armonía, Ansia de Militancia, Miss Oginia…
Rufino Tamayo: Para finalizar hablaremos de Rufino del Carmen Arellanes Tamayo, el gran pintor oaxaqueño creador de una obra única y de un lenguaje pictórico muy original, en el que fue incorporando sus experimentos creativos a partir del impresionismo, el cubismo y el futurismo, de la mano con un intenso colorido y una visión artística muy mexicana. Su obra de caballete es muy importante pero, al igual que otros pintores de su tiempo, también realizó trabajos murales de gran importancia que puede verse, por ejemplo, en el Museo Nacional de Antropología y en el Palacio de Bellas Artes. Fundó un museo en la Ciudad de México y es allí donde se encuentran sus restos. Murió el 24 de junio de 1991.