Don René Salazar habla claro y con mucho entusiasmo y su mirada, un tanto cristalina, se pierde en el horizonte cuando señala los espacios de una extensión difícil de imaginar, la que tenían los terrenos de siembra de la antigua hacienda cañera de Coahuixtla, Morelos, la más grande de la región y, a decir de él, la más grande de todo el país. Don René nació ahí, muy cerquita, a sólo unas calles del casco, en el pueblo de San Pedro Apatlaco, municipio de Villa de Ayala, en el oriente del estado de Morelos. Nunca le toco ver la hacienda en funcionamiento, pero jugó y corrió entre sus ruinas cuando era niño y ahora tiene la encomienda de vigilarla por decisión del Comisariado Ejidal, a cuyo cargo está lo que queda de ese viejo el edificio. Don René, con ayuda de su esposa, se ocupa de orientar a los visitantes, de cobrarles los 10 pesos del boleto y de tener en funcionamiento algunos servicios indispensables como los baños y el estacionamiento.
Es una grata experiencia conversar con él y escuchar las historias que platica, las que le han contado, las que ha visto, las que son rumores y las que ha investigado en algunos libros, en folletos y también en internet. No es tan importante la exactitud del relato, la precisión del dato histórico, lo que se disfruta es el apego que tiene él con el viejo edificio, el mismo que se adivina en otros habitantes del pueblecito que han vivido siempre a la vera de esas sombras ruinosas e imponentes.
La Hacienda de Coahuixtla comenzó a funcionar desde tiempos virreinales, fue manejada por una orden religiosa y después pasó a manos de particulares. Fue muy grande y contó con su propio ingenio, como tantas otras de las haciendas de la zona oriente de Morelos, una región que llegó a ser la principal productora de azúcar a nivel mundial. Grandes fortunas se forjaron en aquellas tierras, porque la tecnología que se desplegó durante el porfiriato para la fabricación del azúcar fue impresionante y, sumada a la inauguración del ferrocarril de Cuautla en la muy temprana fecha de 1880, permitió abrir el mercado internacional a los hacendados morelense y amilpeños que se lanzaron con avidez sobre las tierras fértiles de los pueblos vecinos, reduciendo al mínimo sus posibilidades de sobrevivencia.
La Revolución cambió las cosas de manera definitiva y muy pronto borró la grandeza de Coahuixtla, una de las haciendas más cercanas a Villa de Ayala, Cuautla y Anenecuilco, importantes bastiones de la lucha zapatista. Algunos de los cascos de las antiguas haciendas azucareras de Morelos, están hoy convertidos en hoteles, restaurantes o fraccionamientos de lujo y son accesibles solamente para públicos con un alto poder adquisitivo. No es este el caso de Coahuixtla. No es lujosa y los años hicieron desaparecer sus lujos y su belleza, pero tiene un encanto particular, un rumor de tiempos pasados: fantasmas de grandeza que se vuelven leyenda en la voz de Don René Salazar… Les invitamos a escuchar la plática que tuvimos con Don René Salazar en la ex hacienda de Coahuixtla, Morelos, en el audio que se encuentra bajo estas líneas.
Escucha el audio.
Fotos: Enrique Rivera