Por Mario Leyva Escalante
El 7 de septiembre de 1949 la cultura mexicana sufrió una pérdida muy sensible, murió en la Ciudad de México el notable artista plástico José Clemente Orozco quien nació en Zapotlán el Grande, Jalisco, el 23 de noviembre de 1883. Inició y formó parte del Muralismo Mexicano, un movimiento pictórico singular en el panorama plástico de Latinoamérica confrontado con el academicismo ya obsoleto de la época.
Orozco ingresó a la Academia de San Carlos a los 23 años para completar su formación académica aunque su familia decidió que estudiara la carrera de Ingeniero Agrónomo, pero en 1909 decidió dedicarse de lleno a la pintura. Desde niño tuvo la oportunidad de conocer la obra de José Guadalupe Posada lo que le llevó a interesarse por la pintura. Entre los años 1911 y 1916 colaboró en diferentes publicaciones como caricaturista y realizó una serie de varias acuarelas. Su primera exposición pública tuvo lugar en la librería Biblos de la Ciudad de México con un centenar de pinturas, acuarelas y dibujos. El año 1922, fue una fecha muy significativa para el artista, ya que se unió a Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros para iniciar el Movimiento Muralista Mexicano el cual llegó a tener resonancia internacional. Con estos creadores formó parte del Sindicato de Pintores y Escultores decorando numerosos edificios públicos exigiendo una remuneración equivalente al salario de cualquier obrero.
En 1928 viajó a Nueva York para montar una exposición con sus dibujos de la Revolución. A esta exitosa muestra sucedieron muchas más. Orozco practicó también el grabado y la litografía y son innumerables sus obras de caballete. Fue miembro fundador de El Colegio Nacional y obtuvo el Premio Nacional de Ciencias y Artes en 1946. En 1948 Orozco pintó su último gran mural como homenaje a uno de sus grandes héroes: Benito Juárez, en al Castillo de Chapultepec. Murió mientras realizaba un mural en el multifamiliar Miguel Alemán de la Ciudad de México.