Por Diego Alarcón Solórzano
El pasado miércoles 31 de enero el Museo Indígena, dentro de la celebración de las llamadas Noches de Museo, fue la sede de toda una muestra de la música tradicional de Michoacán, en particular, la música del pueblo Purépecha. El concierto estuvo a cargo de “Los Purépechas de Charapan“, uno de los grupos más representativos de la música tradicional michoacana, el cual ha tenido la oportunidad de presentarse en diversos escenarios, llevando su música hasta el público internacional. La agrupación, dirigida por Eliseo Martínez e integrada por su propios familiares, busca conservar y difundir los rasgos culturales de su tierra natal. Los integrantes del grupo comenzaron su aprendizaje musical de manera empírica y como músicos tradicionales. Actualmente, radicados en la Ciudad de México, y con las nuevas generaciones participando activamente del ejercicio musical, “Los Purépechas de Charapan” son una muestra clara de que estos rasgos culturales están lejos de desaparecer. El repertorio que se pudo apreciar durante la velada consta de 3 tipos diferentes de piezas: Sones o sonecitos, Abajeños y Pirekuas, siendo los primeros dos de carácter instrumental y sólo el último, cantado. Además, los integrantes del grupo hicieron una muestra de cómo se baila a la manera tradicional: enérgico en el caso de los hombres y cadencioso en el de las mujeres. En el idioma purépecha, “Pirekua” significa canto o canción, y a quienes interpretan dichas piezas se les conoce como Pireris. La pirekua puede interpretarse de diversas maneras, algunas llevan un ritmo lento y melancólico mientras que otras son de carácter alegre. Pueden ser ejecutadas por solistas, duetos, tríos, coros y conjuntos de cuerdas y/o alientos. Normalmente, las piezas llevan nombres de flores o de mujeres, y al cantarse, se intercala el purépecha con el español. Son cada vez más amplios el público y el interés por este tipo de expresiones, por lo que desde temprano se ocuparon los asientos del recinto y varios de los asistentes no resistieron la tentación de bailar y zapatear los animados sones michoacanos.
El concierto terminó en medio de aplausos y con la llamada de Don Eliseo a la preservación y glorificación de las tradiciones de los distintos pueblos de México