La plaza se llena de color. Listones azules, amarillos, verdes y morados se mueven al ritmo de la música y la danza, y se entretejen envolviendo el mástil que los sostiene. El zapateado de hombres y mujeres acompaña la alegría de los músicos que se reúnen para celebrar la Vaquería, sin duda la fiesta más emblemática de Yucatán (inspirada en el marcaje del ganado en las antiguas haciendas).
Estamos en Mérida, no sólo la capital del estado de Yucatán, sino la ciudad con el segundo centro histórico más grande del país (después de la Ciudad de México), y con una importante herencia cultural que se respira en cada rincón.
Fundada en 1542 por Francisco de Montejo “el Mozo”, Mérida fue construida donde anteriormente se asentaba la ciudad maya T’ho, que significa “ciudad de las cinco colinas”. Se dice que parte de las piedras de las pirámides que había en aquella antigua ciudad, fueron utilizadas después de la Conquista para construir, entre otros edificios importantes, la primera catedral en tierra firme.
Algunos conocen a Mérida como “la ciudad blanca” debido a que en muchas de sus construcciones se utilizó piedra caliza de ese color, pero también se atribuye el sobrenombre a la limpieza de sus calles y al color de la vestimenta tradicional de sus habitantes (guayaberas en hombres e hipiles en mujeres).
Pasear por las calles de Mérida es hacer un viaje a través de la historia de México. Y qué mejor que recorrerla en una elegante calesa, similar a un carruaje antiguo, para conocer el Paseo Montejo. En esta avenida, considerada la más importante de la ciudad, se puede admirar el monumento a Gonzalo Guerrero, aquel legendario aventurero español que, tras naufragar en las costas de la Península de Yucatán, se volvió parte del pueblo maya, formó una familia mestiza y peleó contra los conquistadores europeos.
La identidad cultural de Yucatán queda bien representada en Mérida. Se notan las influencias indígenas, españolas, caribeñas y hasta de Oriente Medio; no sólo en su música y bailes, sino también en su deliciosa gastronomía (como los huevos motuleños, la cochinita pibil, la sopa de lima, los papadzules, los salbutes), y en las artesanías (como las hamacas con su tejido exquisito).
Cada semana el Centro Histórico de Mérida ofrece espectáculos de mucha tradición, como la Vaquería, la Boda Mestiza y las exhibiciones de juego de pelota. Lugareños y visitantes disfrutan de la jarana y la trova que se interpretan restaurantes y parques.
Llama la atención la versión según la cual “jarana” era la palaba utilizada por los españoles para referirse al bullicio o jolgorio de los habitantes, quienes al escucharla pensaron que así le llamaban a su danza. Desde entonces este baile es el tradicional en toda la Península de Yucatán. Se baila en parejas, de forma ordenada y con una postura erguida que permite a los bailarines llevar objetos en la cabeza. Es característico que en una parte de la presentación, los músicos hagan una pausa y uno de ellos recite una “bomba”, que es un verso inspirado en las mujeres presentes o el momento que se vive, y que tiene toques picarescos o románticos.
Te invitamos a conocer más sobre “la ciudad blanca” a través de la charla que tuvimos con la Lic. Petitte Lizárraga, subdirectora de Turismo del Ayuntamiento de Mérida:
También te recomendamos visitar el portal www.merida.gob.mx