Por Yuriria Contreras
Emocionados, sorprendidos, alegres, embriagados de marimba… Así salieron del Teatro de la Ciudad “Esperanza Iris” los asistentes al concierto del Mario Nandaytapa Quartet en la tarde del domingo 5 de mayo de 2019. Fue un concierto delicioso en el que estos virtuosos ejecutantes de la marimba demostraron la gran versatilidad, la fuerza sonora, la profundidad y la sutileza de su instrumento.

El concierto comenzó poco después de las 6 de la tarde. En la parte trasera del escenario se encontraba la marimba, sobre una tarima alta flanqueada por dos pantallas verticales que proyectaban una suerte de teatro de sombras. Los músicos tomaron su lugar. El maestro Mario Nandayapa y sus tres jóvenes hijos (Mario, Daniel y Tania Nandayapa Gaytán) son quienes forman este cuarteto. La música comenzó con aires de sonidos prehispánicos y la escena se pobló de bailarines, integrantes del grupo Tsocoy-Etzé, que acompañaron cada momento del recital. El repertorio llevó al público a viajar por diferentes regiones, géneros, autores, pero siempre volviendo a Chiapas, ese lugar de México en el que la marimba es presencia rotunda e indispensable.

Los cuatro músicos en escena proyectaban una energía enorme. Era todo un espectáculo observar sus movimientos, al mismo tiempo vigorosos y delicados, y admirar la coordinación, el ritmo, el latido acompasado de sus baquetas y de su música. Ellos hacían su propia danza sonora, en una entrega absoluta a cada uno de los ritmos que el público pudo disfrutar. Se hizo presente el bolero, el danzón, la jarana yucateca, el son jarocho, la música de Álvaro Carrillo…, pero también los sones de la Fiesta Grande de Chiapa de Corzo, la danza de los Parachicos y todas las piezas con las que la marimba pone a bailar a los chiapanecos. El Mario Nandaytapa Quartet cerró el recital con una estupenda interpretación del Huapango de José Pablo Moncayo en la que se pudieron apreciar los mil matices que guarda la sonoridad de la marimba. En medio de aplausos y bravos abandonaron el escenario.

Pero en ese momento otro sonido de marimbas inundó los pasillos del teatro, a un lado de las butacas. Era la “Marimbanda”, la marimba que anda, una deconstrucción que convierte a cada sección de la marimba en un instrumento portátil que carga un músico con la ayuda de un arnés, otra aportación de una de las ramas de la familia Nandayapa.
En el fin de fiesta el Mario Nandaytapa Quartet se reunió nuevamente en el escenario con la “Marimbanda” y con los bailarines para una última interpretación. Fiesta y música, fiesta y marimba, tradiciones antiguas, sonidos incomparables. Felicidades a Mario Nandayapa y a sus hijos por este gran logro y gracias por una tarde inolvidable.