El pasado 30 de enero XEB recordó al compositor yucateco Ricardo Palmerín, en ocasión del aniversario de su fallecimiento ocurrido en esa misma fecha en el año 1944. Palmerín es reconocido como uno de los más importantes representantes de la trova y como el gran creador del bambuco yucateco.
Ricardo Palmerín Pavía nació el 3 de abril de 1887 en Tekax, una población del sur de Yucatán en la que había una intensa vida musical. Su padre, Bernabé Palmerín, era un militar michoacano, aficionado a tocar la guitarra. Su madre era yucateca y se llamó Feliciana Pavía.
Cuando Ricardo Palmerín tenía 10 años la familia se mudó a Mérida. Ahí aprendió a tocar la guitarra observando a su padre y a otros guitarristas. Realizó sus estudios básicos e inició la carrera de medicina que no concluyó. Por aquellos años llegó a Mérida una compañía cubana de espectáculos que traía en su elenco al dueto colombiano “Pelón y Marín” quienes se anunciaban como “Los Reyes del Bambuco”, un género muy popular en Colombia pero poco conocido en Yucatán. Seguramente Ricardo Palmerín los escuchó y quedó encantado con ese ritmo que integró, de inmediato a sus composiciones. Son muchos y muy bellos los bambucos de Palmerín como El Rosal Enfermo (con letra del poeta español Lázaro Pérez Pintos), Semejanzas (con letra del poeta zacatecano José Armida), Novia Envidiada (con letra de Roberto Sarlat Morales) o El Crucifijo (con letra de Luis Rosado Vega).
Se tiene registro de alrededor de 200 canciones de Ricardo Palmerín, la mayoría de ellas llevan letra de magníficos poetas. Además del bambuco, hizo grandes boleros y también abordó otros géneros como la romanza y la danza. Precisamente a ritmo de danza compuso la canción que le dio mayor fama, “Peregrina” que tiene letra Luis Rosado Vega. Esta canción les fue encargada, en 1923, por el entonces gobernador Felipe Carrillo Puerto para dedicarla a la periodista norteamericana Alma Reed de la que Carrillo Puerto estaba profundamente enamorado. Otra famosa danza de Palmerín, que también tiene letra de Rosado Vega es Golondrinas Yucatecas, una de las piezas representativas de aquel estado de la República. .
Ricardo Palmerín se trasladó a la ciudad de México en los años 30 por invitación del doctor y cantante Alfonso Ortiz Tirado. Aquí fijó, desde entonces, su residencia. Su prestigio como compositor e intérprete, le permitió integrarse a los medios de comunicación de su tiempo (radio, teatro y discos) y logró un importante contrato en el cabaret «El Retirito» donde se presentaba con su guitarra y sus canciones.
Ricardo Palmerín murió en la Ciudad de México hace 76 años, el 30 de enero de 1944. El reconocimiento de su obra ha aumentado a lo largo del tiempo. Hay un busto que lo recuerda en el Parque de Santa Lucía de Mérida, el parque de los trovadores yucatecos. Hay una sala en el Museo de la Canción Yucateca que está dedicada a él y todos los trovadores siguen interpretando sus magníficas canciones en presentaciones y serenatas.