La imagen que tenemos del cura Hidalgo, de un hombre de edad avanzada, canoso y con alopecia, podría no ser real de acuerdo a algunos historiadores, pues tras su captura el 21 de marzo de 1811, la corona española mandó borrar todas los retratos que hubieran sido pintados sobre él.
Los retratos que se harían posteriormente estarían basados en las descripciones de feligreses y gente que lo habría conocido, sin embargo, estas tendrían algunas inconsistencias.
Según presumen algunos historiadores, el padre de la Patria no padecía alopecia. Se le empezó a representar así porque tras su ejecución, su cabeza fue encontrada sin parte del cuero cabelludo.
Otra teoría al respecto, asegura que las representaciones pictóricas del cura Hidalgo, tal como las conocemos hoy, fueron realizadas por orden del emperador Maximiliano de Habsburgo, y que sus facciones están basadas en un sacerdote de origen belga, pues en la vida real, el cura Hidalgo no tenía canas, ni la cara alargada y sus facciones eran más toscas que las que conocemos.
Es complicado saber en realidad como lucía el padre de la Patria, pero quizás debamos dar el beneficio de la duda a estas teorías, pues sabemos, la historia como la conocemos quizás pudo haber sido distorsionada debido a que muchas veces se basa en relatos y no en hechos debidamente registrados.