El tlacuache es de los pocos animales que no ha sufrido variaciones desde que apareció en nuestro planeta hace aproximadamente sesenta millones de años.
Es un animal que tiene el hocico largo y puntiagudo con una hilera de dientes y colmillos filosos. Su nariz es lampiña y está rodeada de bigotes. Sus orejas son pequeñas, redondas y calvas al igual que su cola escamosa que utiliza para colgarse. Su pelaje puede ser desde pardo rojizo hasta blanco grisáceo, dependiendo de la especie.
La palabra tlacuache viene del náhuatl “tlacuatzin” que significa: “Pequeño que come fuego”.
Cuando un tlacuache no tiene escapatoria frente a alguno de sus enemigos, puede tirarse al suelo, poner los ojos en blanco, colgar la lengua y permanecer inmóvil simulando estar muerto. Así, al ver que la presa muere tan rápidamente, el enemigo la suelta por unos segundos y el tlacuache aprovecha para escapar. Sin embargo, cuando sus crías se encuentran en peligro, el tlacuache lucha encarnecidamente contra el enemigo.
Este animalito actualmente es el único marsupial mexicano. Tiene una bolsa flexible debajo del vientre llamada marsupio, que sirve para proteger y amamantar a sus crías, ya que cuando nacen no están totalmente desarrolladas.
El comercio de este animalito está prohibido ya que aunque sólo una especie de tlacuache se encuentra en peligro de extinción, si se fomenta su venta, muy pronto la raza humana podría terminar con su especie.
Muchas veces se le ataca ya que se le confunde con ratas y se piensa (de manera equivocada) que podría transmitir rabia, pero es falso, los tlacuaches son inofensivos, incapaces de transmitir rabia.
Así que si ve un tlacuache rondando por ahí, déjelo que le aseguro que él le tiene más miedo a usted, que usted a él.