A casi todos nos ha sucedido alguna vez. De repente, el párpado de un ojo empieza a palpitar. Es una sensación incómoda que intentamos frenar poniéndonos los dedos sobre el ojo. No suele tardar mucho en desaparecer.
Se llaman fasciculaciones y no son más que contracciones involuntarias del músculo encargado de cerrar el ojo y parpadear. Algunas duran segundos y en casos extremos pueden durar días enteros.
Los científicos aún no saben por qué suceden las fasciculaciones del párpado, pero lo que sí está claro es que el estrés y los estimulantes, como el café o algunas drogas, favorecen su aparición. Además forzar la vista también puede causar temblores en los parpados.
Cuando se dan con más frecuencia de lo habitual suele estar vinculado con un periodo de más nerviosismo, depresión, angustia o ansiedad. Pero al tratar estos problemas de salud mental los temblores en el párpado suelen volver a su frecuencia normal