Ser un hombre a fines del siglo 19 requería un impresionante bigote, pero beber té resultaba peligroso, pues el calor de la bebida derretía la cera que los hombres usaban en su mostacho.
En la era Victoriana existía una taza de Té especialmente diseñada para hombres con bigote. Su inventor fue el inglés Harvey Adams, quien en 1830 desarrolló “The Mustache Cup” que consistía en una taza de té, convencional al exterior, pero con una división en su interior que no tocaba el fondo; tenía una especia de rejilla.
El bigote se popularizó en los años victorianos. Los hombres utilizaban cera para fijar el tocado y para que los caireles en la punta permanecieran intactos. El té caliente se volvió un problema porque al tomarlo derretía la cera que terminaba mezclándose con el té.
Por esto, la fama del bigote-taza se extendió por todo Europa y todo fabricante de cerámica tuvo su línea de tazas para bigote. Se manufacturaron distintas formas y estilos y pronto América también las incorporó en su producción
Entre 1920 y 1930 su uso decayó ya que el bigote dejó de estar de moda y quien se lo dejaba no le importaba mojarlo.