El plan parecía perfecto: tenía la figura, el tacón, el porte, los rasgos y hasta una identificación que lo acreditaba como mujer. Sólo era cuestión de que el reo Francisco Herrera Argueta, de 55 años, pasara el último filtro de seguridad. Y lo hizo, pero a la mera hora, los guardias notaron su inusual manera de caminar, ya que llevaba tacones y nomás no los dominaba bien.
El pasado domingo en la prisión de San Pedro Sula, Honduras, con vestido, peluca rubia, lentes de sol y pechos falsos, este preso pretendió engañar a los guardias, incluso se tomó la molestia de maquillarse y ponerse tacones.
Pese a que el seductor disfraz daba hasta para conquistar a un poli y “negociar” una salida más fácil, Herrera Argueta se trató de confundir entre los familiares de otros reos.
En fin, el exagerado esmero que el delincuente puso en su femenina actuación, fue su condena, pues los tacones lo traicionaron.
Al momento de pasar por el último filtro de la cárcel, se le pidió despojarse de los lentes oscuros y en lugar de unos ojos pispiretos, el guardia se encontró con una amenazante mirada. Aunque, tampoco ayudó que el reo tuviera una aguardientosa voz.
“El maquillaje no pudo ocultar el hecho de que era hombre”, señalaron los policías.
Ahora, por andar levantando suspiros entre los guardias, el travestido hombre enfrentará una condena adicional y posiblemente se trasladado de penal.
Ya adentro, quién sabe por qué, pero varios de sus compañeros de celda, le pidieron que se dejara el disfraz.