Las perlas son gemas preciosas elaboradas por cualquier molusco poseedor de una concha como las almejas, ostras, ostiones y caracoles, aunque la calidad varía según el animal.
Hace 6 mil años, debido a su abundancia, en las regiones del Golfo Pérsico y el de Manar, las perlas eran parte de la vida de las culturas que ahí se establecieron. Cuando enterraban a los muertos les colocaban una perla en la mano derecha. Por su parte, los musulmanes representaban la perfección con las perlas y para los hindúes eran una de las gemas planetarias asociadas con la luna. En el imperio romano se han encontrado objetos adornados con perlas usadas para simbolizar poder y riqueza.
En la época del Renacimiento, estas joyas llegaban a Europa desde Asia y América. Las personas más ricas las utilizaban en una gran variedad de adornos.
A pesar de ser muy valoradas en otras partes del mundo, hasta antes del siglo 19 los buzos japoneses sólo buscaban conchas para joyería y regalaban las perlas a los niños quienes las utilizaban como canicas.
En el caso de México, culturas prehispánicas como la maya y la azteca, comercializaban con perlas y las utilizaban para adornar altares religiosos, joyas y ropa de la nobleza.
Después de la llegada de los españoles, las perlas obtenidas del Golfo de California se convirtieron en uno de los principales productos de exportación, con un valor mayor que el oro y la plata juntos.