Cuando nuestro cuerpo está bajo grandes niveles de angustia o ansiedad, estas emociones se reflejan y nos hacen sentir como si nuestro pecho se estuviera quemando, la boca del estómago se retuerce y da la sensación de que se forma un nudo en la garganta que nos impide hablar y tragar. Incluso cuando contenemos las ganas de llorar, es normal sentir esto, pero ¿se has preguntado por qué?
Bueno, esto se debe a que al experimentar mucho estrés, el cuerpo actúa a la defensiva. Por naturaleza nuestro cuerpo siempre va a estar alerta ante cualquier amenaza que nos estrese.
El molesto nudo en la garganta se produce porque el esófago y la garganta –ambos músculos– se contraen, haciéndonos sentir como si nos atragantáramos con algo, por ello incluso puede ocasionarnos alguna dificultad al ingerir líquidos o emitir palabras. Es tanto el impacto que tiene, que la respiración se acelera, las pupilas se dilatan para ver con mayor claridad y los latidos del corazón aumentan para bombear más sangre a los órganos.
La única manera de que está molesta sensación se quite es relajándonos. Dejando que el cuerpo vuelva a la normalidad por sí solo.