Si lloró cuando vio el Rey León, Bambi, Hachico o hasta con Remi. Déjeme decirle que usted es más fuerte que los demás.
No hay nada vergonzoso en llorar. Es una reacción natural ante un estímulo que nos provoca esas lágrimas, que en ocasiones tanto intentamos esconder. Todo esto ocurre porque asociamos la acción de llorar con lo negativo, pero ¿Acaso no lloramos también de alegría?
Hay personas de lágrima fácil que lloran con películas o con situaciones emotivas. Una expresividad emocional que tradicionalmente ha sido considerada «de mujeres» y a la que se ha señalado como un signo de debilidad y cursilería. Sin embargo, los débiles son otros y en realidad esas personas que demuestran empatía y se les escapa una que otra lágrima son personas emocionalmente fuertes.
Un estudio realizado por la Universidad de Tilburg, Holanda, demostró que las personas que lloran ante una película, son emocionalmente más fuertes que las que no lo hacen. Y, al parecer, todo tiene que ver con el funcionamiento de nuestro cerebro, pues cuando vemos películas muy emocionales, nuestro cuerpo libera oxitocina; hormona que nos ayuda a conectarnos con otras personas y nos convierte en seres humanos más empáticos y cariñosos.
Es por eso que ir a ver una película y reír o llorar sin vergüenza es bueno para nuestro cerebro, pues nos motiva a realizar cambios positivos en nuestra vida y ser más solidarios y comprensivos con las demás personas, incluso llegando a ser más fuertes emocionalmente, porque aprendemos a manejar nuestras propias emociones.