Miguel Ángel fue uno de los más grandes genios del Renacimiento italiano y su nombre es sinónimo de uno de los mayores y más importantes artistas de todos los tiempos.
El Papa Julio II creía que el artista era capaz de hacer cualquier trabajo y le ordenó pintar el techo de la capilla. “Pero yo no soy pintor,” Miguel Ángel protestó, “soy escultor, con el pincel he hecho muy poco y ¡quiere usted que pinte 1000 metros cuadrados sobre un techo curvo!”
El escultor fue a casa con gran preocupación y desánimo. Era un hombre ambicioso pero el Papa le estaba pidiendo casi casi que hiciera un milagro ¿Cómo iba a pintar mejor que los pintores si él era escultor?
Aunque nunca había pintado al fresco, tendría que aprender la técnica. Se puso a trabajar. Diseñó su primera idea: los Doce Apóstoles y alguna decoración de relleno. Pero le parecía demasiado simple para un techo gigantesco, así que optó por pintar 300 figuras que ilustraban la Salvación.
La pintura al fresco requiere un gran esfuerzo físico. Todos los días, igual que lo haría un albañil, el artista tiene que preparar su mezcla de yeso y arena y aplicarla antes de que se seque. Además pintar un techo es doblemente difícil.
A veinte metros de altura, sobre las tablas movedizas de los andamios, Miguel Ángel pintaba acostado mirando siempre hacia arriba. Después de dos años el Papa Julio perdió la paciencia; no pudo esperar a que el artista terminara y aunque sólo la mitad del techo estaba pintado, ordenó a Miguel Ángel que quitara los andamios y abriera la capilla al público. “No puedo”, dijo el pintor. “Todavía no he terminado.” “O quitas el andamio o te tiramos de allí”, dijo el Papa. Miguel Ángel no tuvo más remedio que obedecer.
La capilla se llenó de gente y corrió la voz que las pinturas eran la cosa más asombrosa jamás vista. Miguel Ángel volvió a montar los andamios en enero de 1511 y tras un esfuerzo titánico logró terminar la otra mitad del techo.
Así fue que sin ser pintor y tras 4 años de trabajar acostado, Miguel Ángel creo uno de los mejores murales del mundo… en un techo.