Una de las enfermedades más extrañas que se dan en los seres humanos se conoce como “La maldición de Ondina”, cuyo nombre procede de una antigua leyenda alemana.
Ondina era una ninfa del agua. Como toda ninfa, era bella e inmortal; con la única amenaza de no enamorarse de un mortal. Así, como en toda la mitología, Ondina no pudo ir en contra de su destino y se enamoró de Sir Lawrence, un audaz caballero con el que finalmente contrajo matrimonio. En sus votos, Sir Lawrence dijo: “Que cada aliento que dé mientras estoy despierto sea mi compromiso de amor y fidelidad hacia ti”.
Después de un año de matrimonio, Ondina dio a luz a su único hijo y desde ese momento empezó a envejecer y a perder su atractivo físico.
Un día, Ondina se encontraba paseando cerca de los establos, cuando escuchó los ronquidos de su esposo. Cuando se fue acercando, encontró a su esposo durmiendo en los brazos de otra mujer. Ondina, presa de la ira, despertó a Sir Lawrence y apuntándole con el dedo, le lanzó una maldición: “Me juraste fidelidad por cada aliento que dieras mientras estuvieras despierto y acepté tu promesa. Ahora mientras te mantengas despierto, podrás respirar, pero si alguna vez llegas a dormirte, ¡Te quedarás sin aliento y morirás!”. Sir Lawrence se vio condenado entonces a mantenerse despierto para siempre.
Esta enfermedad sólo la sufren unas 300 personas en todo el mundo, aunque se sospecha que es la causa de la muerte súbita unos 200 mil bebés al año. Se caracteriza por un control anormal de la respiración durante el sueño, quienes la sufren deben estar muy atentos mientras duermen puesto que un simple descuido, puede llevarlos a una muerte segura.