Desde tiempos remotos, hombres y mujeres han hecho uso de los cosméticos. Los arqueólogos han encontrado éstos en tumbas egipcias que se remontan a 3 mil 500 años antes de Cristo.
En la antigüedad tenías que ser muy valiente para maquillarte, ya que, si no lo hacías bien, corrías el riesgo de morir.
Los “cosméticos” de la época antigua, eran producidos con plantas exóticas, animales o minerales, y muchos de ellos causaban problemas graves y progresivos en la piel. No obstante, en la búsqueda de la perfección y la belleza las personas recurrían a estos métodos.
Los egipcios utilizaban colores fuertes y brillantes para resaltar los ojos, además, teñían sus labios con ocre rojo y óxido de hierro natural.
En la antigua Grecia para
blanquear su piel, las mujeres utilizaban una mezcla hecha a base de yeso,
harina y tiza.
El
polvo facial hasta el siglo 19, tenía plomo. Otro veneno mortal fue el cloruro
de mercurio, ingrediente común de los rubores del siglo 17. En los siglos 15 y 16
las mujeres se aplicaban gotas de belladona para obtener una mirada brillante,
lo malo es que estas causaban ceguera.
A pesar de estos horrores, el uso de los cosméticos persistía, en especial entre los ricos. En tiempos de la inquisición se calificaba como bruja a cualquier mujer que coqueteara usando esencias, pinturas, cosméticos, lociones, dientes postizos o peluca.