Se conoce como ‘hecatombe’ a una catástrofe, desgracia, calamidad o desastre de grandes dimensiones, pero, originalmente, el sentido con el que se utilizaba dicha palabra era muy diferente.
En la Antigua Grecia, tras la llegada del verano, se realizaban unas fastuosas ceremonias en honor de Apolo y Atenea. Dentro de los múltiples homenajes que se les hacía, sobresalía un ritual conocido como ‘hekatómbē’ y en el que se llevaba a cabo el sacrificio de un centenar de bueyes, como forma de expiación de todos los males, culpas y desdichas que se había estado padeciendo a lo largo del año, tanto a nivel colectivo como individual.
De ahí que a aquel periodo de tiempo (de un mes de duración), en el que se realizaba los mencionados sacrificios, se denominara con el nombre de ‘hecatombeón’.
Y es que el significado del término ‘hekatómbē’ era literalmente “sacrificio de cien bueyes”.
Con el paso del tiempo, al hecho de tener que ofrendar a los dioses a ese elevado número de bueyes fue adquiriendo la connotación de catástrofe, ya que no todo el mundo podía permitirse perder esa gran cantidad de animales, y el tenerlos que sacrificar les suponía una importante pérdida económica que acababa convirtiéndose en una auténtica desgracia de grandes dimensiones. De ahí que con el paso del tiempo la palabra “Hecatombe” se utilice para referirse a una desgracia o catástrofe.