Es época de celebrar y compartir, pero también de muchos excesos y uno de los órganos más afectados es el hígado. Es importante recordar que esta parte de nuestro cuerpo es una de las más importantes y delicadas. Su función consiste en la neutralización de las toxinas procedentes del intestino, la producción de bilis encargada de facilitar la digestión y la transformación de carbohidratos, proteínas, lípidos minerales y vitaminas.
Es por ello, que la alimentación es un pilar fundamental en la salud hepática. De lo que comemos dependerá tener un hígado sano o enfermo.
Entre los principales alimentos que dañan al hígado se encuentran obviamente las bebidas alcohólicas, que en estas épocas se consumen en exceso, y destruyen las células del hígado.
Otros tóxicos no recomendados son el tabaco, el café y los irritantes, así como la comida rápida que contiene conservadores y colorantes.
Los especialistas señalan que una dieta alta en grasas como carnes, mantequillas, margarina, y lácteos enteros obligan al hígado a realizar un esfuerzo superior, lo mismo que consumir pasteles, galletas, chocolates y dulces, alimentos ricos en azúcares refinados que provocan aumento de grasa y colesterol. El exceso en estos alimentos provoca el famoso hígado graso.
Es importante que en estas fechas en las que se consumen grandes cantidades de alimentos y bebidas tenga en cuenta la salud de su hígado. Lo importante es beber abundantes líquidos, vegetales y frutas además de carne, pescado, huevos, pollo, nueces y productos lácteos deslactosados o descremados.
Y si después de estas fiestas siente que se pasó de tamales y ya no le cierra el pantalón, consulte a su médico para devolverle la salud a su hígado.