
Amanece en Cuetzalan. Poco a poco la luz se cuela por las calles y ventanas. El día despierta, perezoso, después de la primera noche de sones y de fiesta. Comienzan las actividades y todo se prepara para que se compartan todas las cosas importantes que año con año se dan cita en los distintos foros del Festival de la Huasteca, un encuentro de reflexiones, entusiasmos, anhelos y saberes que pone a conversar a los expertos, a los curiosos y a todos aquellos que viven con orgullo su arraigo a la región huasteca.
En el segundo día de actividades del XXIV Festival de la Huasteca, se anuncian varias presentaciones de libros, muestras gastronómicas, foros, danzas y demás. Es el momento de escuchar, de compartir impresiones, pero también de pasear, disfrutar el sabor del zacahuil y colmar todos los sentidos con los colores, olores, sonidos y sabores de la Huasteca.

Queda una estampa de la huasteca poblana plena de sensaciones sorprendentes: el clima que cambia sin avisar, las calles estrechas, las voces de los que compran y venden: carne, verduras, flores, mercancías; el aroma del café después de la lluvia, los sonidos de la fiesta que se escuchan por todos lados, las huapangueadas que duran hasta que la última pareja deje de bailar..
Seguimos compartiendo con ustedes los relatos de nuestra compañera Sonia Yáñez, enviada de RMI al XXIV Festival de la Huasteca y también algunas imágenes de esta fiesta extraordinaria. Muchas gracias a la Dirección de Culturas Populares y al Programa Cultural de La Huasteca por las facilidades para poder llevar a nuestro público esta experiencia.