Por: Rita Abreu
¿Por qué cambiar nuestra forma de usar el lenguaje? ¿La violencia machista que provoca feminicidios puede tomar otro rumbo si se nombra y se vuelve canción? ¿Puede sanar el dolor descrito con todas sus palabras?
El lenguaje incluyente causa sorpresa, molestia, falsos posicionamientos. Aquí encontrarás una reflexión que invita a adecuar la lengua, porque estamos ante un universo rico en posibilidades, nos dice Reyna Aguiar, maestra en relaciones internacionales por la Université Laval de Québec, Canadá, gestora cultural y codirectora de la Revista Antidogma.
Por su parte, Adriana Martínez, maestra en Women´s Studies por la San Diego University, con especialidad en política y gestión cultural, señala que nombrar todo en masculino refuerza que algunos sectores, no sólo las mujeres sigan siendo minorizados.
No se persigue violentar el idioma ni imponer, explican, sino pensar y construir una sociedad más justa, a partir de desdoblar el lenguaje, de crear una neutralidad y sobre todo de evitar la subordinación a través de formas lingüísticas normalizadas que se dicen sin reparar mucho en el fondo, como: “el padre de la novia la entrega en el altar”. ¿La entrega? Por qué no mejor, “la acompaña”. Más ejemplos, y música alusiva en este podcast. Esperamos tus comentarios.