…Y también por tus ciudades y pueblos me viste, me vio, me vieron pasar preguntando ¿José Trigo? Y mientras tanto en balde y para qué poniendo todas o casi todas las palabras, palabras más palabras menos. Abajo las palabras tierra, campamentos; arriba las palabras cielo, estrellas y entre la mañana por la tarde, además y con la noche las palabras nada y nadie. Porque todo esto y esto es un decir fue la mañana, la tarde, la noche en que soñé o creí soñar que buscaba a José Trigo por cielo y por tierra, bajo todos los cielos habidos sobre todas las tierras por haber y no vi nada ni a nadie. Nada bajo el cielo y sobre la tierra nadie.
José Trigo,
Fernando del Paso
Zurdo para dibujar y diestro para escribir, Fernando del Paso comenzó realizando pinturas al óleo pero su fracaso fue rotundo. Quince años después, ya consolidado como escritor, mientras trabajaba en Londres como redactor y locutor para la BBC en español, comenzó por casualidad a hacer garabatos y trazos a pluma durante los intervalos entre transmisiones y ahí resurgió su interés por el dibujo. Descubrió la tinta china y continuó su carrera de dibujante, al margen de la literatura. Sin embargo, el destino (y su prodigiosa escritura) lo han llevado a convertirse en uno de los autores más representativos de la literatura contemporánea en lengua española y de los más importantes de México.
Nacido el 1 de abril de 1935 en la Ciudad de México, hoy cumple 81 años de vida. A lo largo de ellos ha recibido toda clase de reconocimientos y galardones: el Premio Xavier Villaurrutia, el Premio Novela México, el Internacional de Novela Rómulo Gallegos, el Mazatlán de Literatura, el premio FIL 2007 y el Nacional de Letras y Artes. En el año 2015 recibió el Premio Cervantes.
Alguna vez, en entrevista, dijo que para él la literatura era su quehacer más organizado y la plástica una liberación muy personal. “Escribir me angustia terriblemente, me cuesta un trabajo espantoso. Dibujar no, soy incluso más sociable cuando dibujo. Puedo dibujar al mismo tiempo que converso con mi familia. Escribir es todo un trauma, debo estar aislado, me pongo de mal humor y tomo mucho café antes de decidirme a hacerlo”.
Pero para subir al cielo que lo esperaba la escalera era bien larga. Al principio cursó el bachillerato de Ciencias Químicas y algunas materias de Economía. Quiso ser médico por una inspiración romántica pero, muchos peldaños después, cambió de parecer por su terror a la sangre y los malos olores; además, porque conoció a la mujer con la que compartiría la vida y quiso casarse. “Y no se puede estudiar medicina y estar casado” dijo cuando le preguntaron.
Posterior a aquella etapa, del Paso, a base de investigaciones y lecturas, construyó lo que sería su mundo literario a partir de autores universales de teatro y narrativa. Y fue así como William Faulkner, Christian Wolfe, James Joyce, Juan Rulfo, Lezama Lima y Lewis Carroll, se convirtieron, según ha dicho, en sus más grandes influencias. La vida literaria y la escritura le sonreían y después de incursionar en la poesía con su libro Sonetos de lo diario recibió, en 1965, la beca del Centro Mexicano de Escritores.
Al año siguiente publicó su primera novela, José Trigo (1966), con la que iniciaría una célebre trilogía narrativa completada con Palinuro de México (1977) y Noticias del Imperio (1987)
En todas ellas del Paso fue ascendiendo a una especie de novela total, y en todas ellas integraría la historia, la ficción y el sentido del humor, pero también la reflexión política y una meditación cultural en la que México siempre es el tema cardinal.
Fernando del Paso ha escrito otras páginas y géneros: Cuentos dispersos (relatos); La loca de Miramar, Palinuro en la escalera y La muerte se va a Granada (teatro); y El coloquio de invierno y Viaje alrededor de El Quijote (ensayos).
Siempre creativo, genial y tan disciplinado como ocurrente, alguna vez dijo que la libertad del silencio es un deber moral del escritor: “callarse cuando no tiene nada que decir”. Él muchas veces ha guardado silencio y se ha abstenido de publicar.Pero han sido sólo pausas, y cada vez que esto pasó estaba concibiendo su siguiente gran novela.
Por Cecilia Kühne Peimbert