Tlacotalpan es una bellísima población del Sotavento veracruzano ubicada en la rivera del río Papaloapan. Es famosa por muchas razones: por su arquitectura, por su pasado de puerto fluvial, por la traza colonial de sus calles, por sus plazas y templos, por la fuerza de sus tradiciones, por su Fiesta de la Candelaria, por su Encuentro de Jaraneros y por haber sido inscrita en 1998 (precisamente por todas esas cualidades) en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO. Pero Tlacotalpan también guarda secretos muy valiosos y hoy vamos a hablar de uno de ellos. Un secreto que tiene que ver con la vida cotidiana de tiempos remotos en esa calurosa población y con la forma en la que sus habitantes se procuraban un buen vaso de agua limpia y muy fresca, muchos años antes de que existieran los refrigeradores.
Hace unas semanas estuvimos en Tlacotalpan y descubrimos un bello museo: el MOAT, Museo del Oficio Alfarero Tinajeril, que abrió sus puertas hace no mucho tiempo, a partir del esfuerzo de Mario Cruz e Ivonne Reyes, entusiastas divulgadores de la cultura tlacotalpeña a través de la Asociación Civil CUBIOMAC. Lo que ellos buscan en este museo es destacar la tradición alfarera de Tlacotalpan, que data de los tiempos prehispánicos, pero sobre todo pretenden poner el acento en una pieza de alfarería que distinguió a esa ciudad desde los tiempos coloniales: el filtro o tinaja tlacotalpeña. Todas las casas de Tlacotalpan, según nos contaron en el museo, tenían en aquellos remotos años (e incluso en tiempos no tan lejanos), una buena tinaja, singular recipiente en el que se filtraba el agua, y que servía como contenedor y como enfriador, dadas las cualidades de frescura del barro. En la boca de la tinaja se embonaba un recipiente más pequeño, donde se vertía el agua sacada del río o de pozos. Esa agua goteaba y se filtraba, quedando depositada en la vasija mayor. Además, las tinajas tlacotalpeñas contaban con una especie de brazo a través del cual se metía el cucharón o la taza que se usaba para sacar el agua y servirla.
De muchas cosas interesantes nos entremos en la visita a este museo. Aprendimos, por ejemplo, que la amplia zona comprendida entre los ríos Blanco y Papaloapan ha sido, desde tiempos de las antiguas civilizaciones mesoamericanas, una región de abundantes barros de buena calidad, por lo que se desarrolló una alfarería de rasgos peculiares que los arqueólogos han ubicado dentro de la tradición cultural a la que nombran Mixtequilla. Lo interesante es que la forma prehispánica de elaborar las piezas perduró durante el periodo colonial y así, en Tlacotalpan y en la cuenca del Papaloapan, los alfareros siguieron usando sus viejos (y bien probados) procedimientos, pero ahora para elaborar piezas de usanza europea. Es decir, no aceptaron el torno ni las técnicas españolas, pero hicieron trastes, tinajas y porrones de la mejor calidad, a la manera indígena. Ese es el caso precisamente, de la tinaja tlacotalpeña que se siguió elaborando, incluso en el siglo XX, con la más pura tradición indígena: se moldea el fondo sobre una base panzuda (tan grande como vaya a ser la tinaja) y, una vez obtenida esa parte, se le van agregando tiras de barro, muy bien cortadas, a las que se les da forma alisándolas con grandes semillas o con piedras de diferentes tamaños y formas. Poco a poco la tinaja crece hasta queda concluida.
El trabajo del Museo del Oficio Alfarero Tinajeril es recuperar la alfarería tlacotalpeña y enseñarla a los jóvenes. Por eso, además de museo, el MOAT es un taller al que acuden los niños, en visitas escolares o personales, los jóvenes y adultos y los estudiantes de carreras relacionadas con el arte y el diseño de algunas universidades. El MOAT está en la calle Mina Nº 5 en el Centro de Tlacotalpan y pueden encontrar más información sobre sus talleres y actividades buscándolos en Facebook como Museo del Oficio Alfarero Tinajeril. Pero mejor les invitamos a enterarse de más detalles a través de la conversación que tuvimos con Ivonne Reyes a quien le agradecemos la bella visita. El audio de la entrevista se encuentra bajo estas líneas.
Escucha el audio.
Musicalización de la entrevista: Disco ” Esteban Utrera , Guitarra de Son”
Fotos: Enrique Rivera
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