Texto y fotos: Liliana Estrada
Así como en película de los Avengers, en el Domination terminamos pidiendo que algunas cosas no se fueran nunca. Así nos sentimos muchos, con un hueco tremendo en la mente, de entrada, vivimos uno de los shows más importantes para la historia del rock; por otra parte, fuimos testigos de otra agrupación que amenaza con no volver jamás. Y si faltara algo, actos nuevos demostraron tener potencial, otros consolidados dieron cátedra y el rock mostró una vez más que no está muerto, ni cerca de hacerlo.
Festivales como éste tienen tres efectos posibles en nosotros, primero, la espera por conocer el lineup, posteriormente, el tiempo que tarda en llegar la fecha y después, el que nos lleva en superar lo vivido. Sobre todo cuando te dicen que Kiss se “despedirá” – va entre comillas porque luego dicen eso y al rato regresan – de los escenarios y del país; que Alice Cooper llegará por vez primera a la CDMX – con banda completa – y que agrupaciones y artistas como Vince Neil, Apocalyptica, Lamb of God o Dead Kennedys darán todo de sí en un concierto en México.
Kiss, el último acto en la ciudad y en el país “aparentemente”, dejaron un buen sabor de boca a propios y extraños, aún cuando Paul Stanley no pudiera volar sobre nosotros como acostumbra en “Love Gun”. Aún con las fallas de audio que detectaran algunos o con el show que ya conocíamos sin novedades. Kiss es una banda que no te falla, los fans, aquellos fieles seguidores se fueron con una sonrisa de oreja a oreja y eso es lo que verdaderamente importa, sinceramente los vamos a extrañar.
Durante ese primer día agrupaciones como Blackerry Smoke dejaron la vara alta en uno de los escenarios principales. Fue seguido de Avatar, de lo mejor de todo el festival, la energía, el ímpetu y el rock fueron algo brutalmente asombroso, esperamos regresen pronto. Además, demostraron tener una enorme cantidad de fans que fueron recíprocos con la banda proveniente de Suecia.
A la par, otras como Vreid y Windhand demostraban su poderío mientras los fans mexicanos dejaron claro que el rock no nos es ajeno, de la misma forma que bandas locales como Joliette, Dios Perro y Black Overdrive; el headbanging, el mosh pit y los brazos en alto no se detuvieron ni un segundo; los escenarios iban en sincronía, había rock por todas partes.
Con Parkway Drive, se comenzó a calentar la noche, con Limp Bizkit se elevó al igual que decenas de vasos llenos de líquido dudoso o vacíos, la euforia estaba en el ambiente. Posteriormente, Slash de la mano de Myles Kane & The Conspirators llenaron nuestros oídos de virtuosismo, destreza y experiencia, el día uno estaba por irse. Llegaba Kiss y las cortinas se cerraban, habíamos contemplado actos inolvidables.
Amaneció y la resaca no fue pretexto, bandas como Driven y Glass Mind tocaron en los escenarios principales y se veían con más gente de la esperada, el metal mexicano está ganando terreno y es gracias a escenarios como estos. Animals as Leaders, encendía, ensordecía; Trivium, conquistaba, pero, Ratt nos remontó un par de décadas atrás. La agrupación comandada por Stephen Pearcy y Juan Croucier encendió la máquina del tiempo y nos dio lo mejor de su repertorio repleto del más puro y potente hard rock.
De nueva cuenta la noche caía, ya con cierto porcentaje del público con estragos considerables, pero llegó un momento de contemplación y apreciación musical con Apocalyptica, sabemos que a muchos no les gusta, pero nunca está de más tener un respiro, cerrar los ojos y dejarse llevar por los sonidos de los cellos más potentes de Finlandia.
Los horarios eran muy complicados, había que correr de un lado a otro por momentos, las prioridades se hacían cada vez más notorias, pero muchos estábamos ansiosos, llegaba lo mejor. Dream Theater se escuchó simplemente brutal, su sonido majestuoso y la pulcritud de sus ejecuciones hacen que uno amé los actos en vivo. Lamb of God, se robó algunos adeptos y elevó la energía al tope, pero faltaba lo mejor.
Algo, que nunca había visto la CDMX y que quizá no vuelva más, ese show con un Frankenstein gigante, una camisa de fuerza, enfermeras desquiciadas y un fantasma cantando hacia la multitud. Nada más y nada menos que el padre del shock rock, Alice Cooper, su espectáculo sin lugar a dudas fue de lo mejor que hemos visto si de metal hablamos.
Palabras más, palabras menos, el festival Domination en su primera edición salió avante pese a las críticas, el público se fue ensordecido, feliz y aturdido con todo lo vivido, no es fácil asimilar todo lo que ves y escuchas con bandas y actos de este calibre. Durante los dos días, al finalizar tuvimos esa sensación y quizá tú aún la tienes, pero tendrá que llegar un evento así de potente muy pronto, para pedirle al dios del rock, que nos ayude a experimentar y disfrutar de música como la que escuchamos durante dos días.
No nos queríamos ir señor Stark, enserio, Kiss, Alice Cooper, vuelvan pronto. Avatar, no nos olvides, Dream Theater sigue tocando así. Cerberus, Driven Nuclear Chaos, Dolores de Huevos, Joliette, Glass Mind, Dios Perro, Annapura, en fin, todas las bandas mexicanas, no bajen la guardia, resistan y tendremos mucho de ustedes más pronto.