Cuando se habla de la música moderna lo primero que viene a la mente son los legendarios músicos y bandas que ayudaron a forjar el sonido que marcó generaciones. Podemos pensar en un sinfín de guitarristas, bajistas, bateristas, cantantes y hablar de su virtuosismo, su presencia en los escenarios y su enorme legado. Pero, ¿alguna vez se han preguntado quién diseño los instrumentos que tocan los músicos?, ¿los amplificadores?, ¿los efectos?
Los instrumentos son las herramientas necesarias para crear música y van de la mano de los avances tecnológicos; un pequeño avance en la tecnología puede marcar la diferencia y cambiar el rumbo de la historia. Las guitarras y bajos de cuerpo sólido, al igual que los amplificadores y pedales de efectos representan un avance cualitativo de suma importancia en la historia musical del siglo XX. Esta es la segunda de varias entregas sobre los hombres que crearon las guitarras, amplificadores y efectos que revolucionaron el rock.
Si hablamos de músicos, también tenemos que hablar del hombre cuyos amplificadores fueron los responsables de darle al rock un sonido insignia. Cada vez que escuchen una guitarra distorsionada a todo volumen vean al cielo y denle las gracias a Jim Marshall: The Father of Loud.
Una de las imágenes más representativas del rock es aquella que vemos en los escenarios, detrás de los músicos; la manifestación física del sonido rockero reducida a una pared negra, poderosa y majestuosa, formada por varios gabinetes. Apiladas unas sobre otras para formar un rectángulo, esas cajas son las responsables de soltar la furia que proviene de las cuerdas de los guitarristas. Arriba de las bocinas vemos una pequeña caja rectangular negra y dorada, cuyo interior está formado por los bulbos y circuitos que revolucionaron el rock & roll.
En una pequeña parte de esa bestia negra, vemos un nombre, escrito en cursivas blancas, pequeño y humilde, casi imperceptible al verlo desde unos cuantos metros del escenario, pero que ha adquirido una importancia tal que podemos decir, sin temor a equivocarnos, que sin ese nombre el rock sonaría distinto; no tendría el estruendoso sonido, poderoso e imponente que nos vuela las cabezas y nos hace agitar las cabelleras. Hablamos de nada más y nada menos que de los amplificadores Marshall.
James Charles “Jim” Marshall, nació el 29 de julio de 1923 en Londres, Inglaterra. Empezó siendo cantante, y luego aprendió a tocar la batería. En las mañanas trabajaba como ingeniero eléctrico —lo que más adelante le serviría para crear sus amplificadores—y en la noche tocaba. Más adelante empezó a dar clases de batería y abrió una tienda de instrumentos musicales, allí conoció a músicos como Ritchie Blackmore, Pete Townshend, John Entwistle y Mitch Mitchell.
La búsqueda de amplificadores con más volumen, potencia y distorsión, así como una forma de controlada de manejar el sonido llevaron a varios músicos a buscar algún ingeniero que pudiera cumplir sus exigencias. Los amplificadores de esa época, como los Fender o los Vox, no contaban con una forma de crear distorsión. Algunos músicos como Dave Davies, guitarrista de The Kinks, han mencionado que usaron navajas de afeitar para cortar las bocinas de sus amplificadores y buscar ese tipo de sonido. Fue Pete Townshend quien le sugirió a Jim Marshall que construyera amplificadores “más grandes y ruidosos”.
Marshall tomó su consejo y con la ayuda del guitarrista y electricista Ken Bran y el ingeniero Dudley Craven crearon el primer amplificador Marshall en 1962. Los primeros equipos de 100 watts fueron creados para la banda The Who. Estos primeros modelos eran puestos de forma horizontal y algunos músicos encontraban esto incomodo por lo que Marshall decidió modificar el diseño para poder colocar los gabinetes uno arriba de otro. Este diseño vertical marcó el nacimiento de uno de los elementos más representativos de la música: los gabinetes negros marca Marshall detrás de los músicos.
En los sesenta nació el rock de estadio: un género donde había una mágica interacción entre los asistentes y la banda. Por lo regular el público era más ruidoso que la banda. En esos tiempos los amplificadores no alcanzaban tanta potencia. Bandas, como los Beatles, se quejaron y dejaron de tocar en estadios debido a que el público no los dejaba oír sus instrumentos. Jim Marshall convertiría una comunicación bilateral entre el público y las bandas, en una comunicación unilateral, gracias a sus potentes amplificadores y bocinas.
En 1964 abrió la primera fábrica de amplificadores Marshall y el resto es historia. Bandas como Cream, Led Zeppelin y The Jimi Hendrix Experience ayudaron a edificar la leyenda de Jim Marshall.
Los amplificadores Marshall han dominado la escena del rock desde hace más de 50 años gracias a que les han dado a los músicos la capacidad de llegar a volúmenes sonoros altísimos sin perder claridad ni fidelidad, así como poder ajustar y controlar la distorsión. En la década de los sesenta, estos amplificadores le dieron una nueva identidad al rock, dotándolo de un sonido relampagueante y poderoso, transformando el pop en rock.
Jim Marshall murió el 5 de abril del 2012. Muchos músicos ofrecieron emotivos mensajes agradeciéndole por su aportación a la música, así como la influencia que sus amplificadores tuvieron en su sonido.
Por Hugo López
@hugooal90