Opus 94, 94.5 FM

PLUMAS OPUS 94

Nota

Una mutación de concierto

Oscar García-min
por:Oscar Edwin García

Antes de morir el segundo y siempre más corto mes del año, asistimos a un estreno mundial en la Sala Nezahualcóyotl. “Mutación” de nuestro estimado amigo Carlo Ayhllón, compositor destacado por sus bandas sonoras y con quien hemos conversado en diferentes oportunidades. De hecho, en la semana previa al estreno, platicamos con él y los solistas sobre la preparación y génesis de la obra y hasta escuchamos una maqueta. Todos los elementos estaban puestos para un momento emocionante y entrañable en nuestra vida concertística. De lo que va en el año, éste ha sido un momento “estelar” o mejor dicho, interestelar, que nos ha hecho viajar a las células donde se generan esos cambios increíbles llamados mutaciones. Como tuvimos una guía previa exclusiva, no caeremos en el lugar común de hablar de rock sinfónico, no, “Mutación” tiene otra naturaleza. La guitarra eléctrica empuñada por Robbin Blanco se blandió no sólo como la figura épica que conocemos en los conciertos de estadio, aquí se utilizaron sus recursos para conectar de una manera más cercana y sencilla con públicos que han disfrutado de esas otras músicas pero que también buscan en la música contemporánea algo más que lenguajes o estructuras complejas, ideas y fondos profundos. Mutación se muestra generosa y sin abuso del efectismo que ha alejado tanto a los públicos de sus compositores, aquí hay calidez y honesta búsqueda de los oídos del otro.

El concierto en cuestión fue el de la Orquesta Juvenil Eduardo Mata, organización integrada como su nombre lo dice por músicos en franca formación y bajo el liderazgo del maestro Gustavo Rivero Weber, quien ha platicado en nuestra cabina sobre este noble proyecto que honra el nombre de la figura del gran director mexicano. Hablando de batutas, el director invitado para el estreno de “Mutación” fue el estadounidense Jeffery Meyer, quien supo entender la naturaleza de la obra y pudo redondear el programa con un Elgar sublime y una Pastoral de Beethoven vigorosa y balanceada. Algunas opiniones sobre los niveles sonoros de la guitarra amplificada con la orquesta varian por la subjetividad de un fenómeno, sin duda, único pero que bien apunta a que sea repetible y programable por muchas más orquestas en el futuro. Salieron entonces, del clóset, muchos músicos que sabíamos a voces que disfrutan también de un Radiohead como de Saariaho, porque lo evidente es que cada vez hay menos prejuicios cuando se trata de dejar a la música en la libertad del escenario. Un elogio que no sobra es la de la entrega de cada uno de las y los jóvenes integrantes de la OJUEM porque lo mismo se notaba su pasión en la música de Ayhllón que en un Beethoven, pocas veces uno ve a los músicos expresar con todo su cuerpo cada nota con emoción. Y finalmente, una mención aparte para los solistas que más que entrega, fueron los cómplices de principio a fin de la obra, Fernando Saint Martin en el piano, quien, por cierto, además del vértigo en el piano, tuvo el lujo de brindar una entrada triunfal de algunas notas en otro teclado y por supuesto, Robbin Blanco, cual superhéroe venció todas las dudas de presentar su arma electrónica domada por una sensibilidad y comprensión total del espíritu. Solistas y compositor se unieron en un encore que confirmó esa post mutación, con un arreglo de Interestelar de Zimmer que se erigió fuerte como un puente, un respiro y un regalo para quienes osan viajar musicalmente.

Apenas unos días atrás también disfrutamos un estreno en México con la Sinfónica Nacional que también deslumbró por el desempeño de los percusionistas que hicieron vibrar el centro de la Tierra, así que confirmamos que vivimos una gran etapa de orquestas en proceso de maduración. Felicidades entonces para tod@s, por ser testigos de un buen momento para nuestra escena musical y seguir fomentándolo desde el sitio que ocupamos, sigamos la travesía sonora.

Para saber más...

Foto: Música UNAM