Silvestre Revueltas, compositor, director de orquesta y considerado el máximo representante de la corriente nacionalista mexicana nació en Santiago Papasquiaro, Durango, el 31 de diciembre de 1899. Fue el mayor de cuatro hermanos que cultivaron diferentes disciplinas artísticas y resultaron notables por su ideología y desempeño profesional: José, fue escritor; Fermín, pintor, y Rosaura, bailarina y actriz.
Silvestre tuvo claro desde muy pequeño, que su vida estaría dedicada a la música e ingresó al Conservatorio Nacional en 1913. Poco más tarde viajó a Estados Unidos para perfeccionar sus estudios de violín, del cual se volvió virtuoso intérprete. Inició muy joven su trabajo como director de orquesta y empezó a componer relativamente tarde, a principios de la década de 1930, influido por el ejemplo del músico y compositor Carlos Chávez, de quien fue director asistente entre 1929 y 1935 en la Orquesta Sinfónica de México, y con el que rompió más tarde.
Su obra abarca desde piezas para dotaciones pequeñas, como el manifiesto en Ocho por radio, y el ballet El renacuajo paseador y La coronela, hasta composiciones para gran orquesta, como Janitzio y Sensemayá, su obra más conocida tanto a nivel nacional como internacional. Para el cine elaboró piezas como Redes y La noche de los mayas y numerosas composiciones breves entre las que destacan los poemas sinfónicos Cuauhnáhuac, Esquinas y Ventanas.
Integrante de un grupo autores que buscaban obtener una auténtica expresión nacional, Revueltas trabajó en la renovación de las formas recuperando los valores de la música indígena, el pasado prehispánico y las tradiciones azteca y maya, combinando al mismo tiempo el rescate de las tradiciones mexicanas con el lenguaje de las vanguardias europeas. Muy notable, también resulta su obra, Homenaje a Federico García Lorca, resultado de su viaje a la España amenazada por Franco y sus convicciones a favor de la causa republicana.