
Francisco Toledo de niño, aproximadamente en 1945. Foto: www.smithsonianmag.com
Francisco Toledo nació en Juchitán de Zaragoza, Oaxaca el 17 de julio de 1940. Pintor, dibujante, grabador, impresor, ceramista, tejedor y papalotero, fue el artista más importante de México hasta que se lo llevó la muerte a los 79 años. Rebelde y comprometido, afamado por su talento en todo el mundo, comenzó a pintar en Oaxaca a los 12 años mostrando el increíble talento que después lo convertiría en un genio irrepetible. Dicen que tanto su padre como su abuelo Benjamín, zapatero del pueblo de Ixtepec, alentaron su imaginación dejándolo pintar las paredes de la casa, contándole relatos de seres fantásticos que se entremezclaban con animales y enseñándole los secretos de plantas, minerales y resinas que existían en su tierra oaxaqueña y lo determinarían como artista.
Apartado de cualquier movimiento o generación artística, quizá por sus largas estancias en París y Nueva York, Toledo fue comparado con Picasso y con Tamayo e insertado en las vanguardias del arte contemporáneo. Su obra ya pertenece a las colecciones de los museos de arte Moderno más importantes del mundo: Nueva York, Alemania, Paris y Londres entre otros, Sin embargo, Toledo volvería a México para quedarse y se asentaría permanentemente en Oaxaca para hacerla grande.