Cobertura y texto: Rich Álvarez
Hay frases que desearíamos nunca escuchar, como “todo tiene un fin y el nuestro llegó”. Estas palabras duelen, más cuando vienen de una banda que ha acompañado y sumado a la playlist de la vida de algunas generaciones.
El 22 de febrero de este año, El Columpio Asesino, banda española que debutó en 2003 con su álbum homónimo, anunció el final de una amplia trayectoria, siendo una de las bandas referencia e influencia en España y México. La declaración de su fin como banda venía acompañada de una serie de fechas, principalmente por España, pero, sorpresivamente y para consuelo de las y los fans, el inicio de la gira “amarga baja” comenzó en la Ciudad de México el 17 de mayo como parte del Marvin Gateway.
La primera vez que escuché a El columpio asesino fue más de diez años atrás en la radio, claro. Hay que recordar que hace diez años no se contaba con el mismo acceso a la música como ahora. La única forma de descargar o tener una canción era conseguir el disco, descargarla en ares u otra fuente dudosa o escucharla en la radio y esperar que los locutores le dieran una buena reseña o presentación, que fuera con tal emoción para contagiarte y subir el volumen a tope. No sé cómo explicar esa sensación, quizá sólo era la plena juventud mezclada con la magia que tiene la radio de encender la mecha de la imaginación. Rolas como Diamantes, Toro, Ballenas Muertas en San Sebastián, Babel y Perlas fueron esas novedades que en su momento sonaron repetidamente y terminaron convirtiéndose en éxitos apreciados por la gente hasta hoy. Son esas canciones que uno desea subir a todo volumen.




Los éxitos mencionados no faltaron en su paso por la Ciudad de México. La noche “amarga baja” inicio a las 21:25 con el sonido motoric de Babel. Un show que recopiló los temas más significativos de sus producciones, generando una especie de homenaje a los muchos kilometros que han andado, dejando una huella en la historia de la música. Un Auditorio BB lleno y entregado a cada canción que sonaba. Las música no paró de sonar, las intervenciones entre canción y canción fueron muy breves y uno de los puntos de mayor energía fue previo al encore, cuando Diamantes, Perlas y Toro vibraron y generaron una sensación hipnótica de baile imparable e irresistible.
Es muy especial el vigor que tiene la música para hacerte recordar momentos, hacerte bailar, cantar y gritar. Este concierto fue de tal energía que, estoy seguro, a varios les removió ese espíritu juvenil, rebelde por naturaleza. Quizá haya sido la última oportunidad de ver y escuchar a El columpio asesino en nuestro país, quienes tuvimos la oportunidad de vivir, respirar y sudar esta experiencia quedará guardada en nuestro sistema de memoria. Otra historia y una canción más al soundtrack de nuestra vida.









