Los árboles son fuente de vida. No solo para los ecosistemas naturales, sino también para la supervivencia de la humanidad. Su uso para alimentarse, calentarse y construir un sinfín de objetos supone una explotación que, entre otros factores, dispara la deforestación y, con ella, la destrucción del hábitat.
Su presencia es muy abundante en el centro de México, poblando perímetros de extensos bosques con una altura de 2,500 a 3,150 metros sobre el nivel del mar. Se desarrolla en climas templados fríos y semifríos.
En México existen 160 especies de las 500 que se encuentran a nivel mundial.