La noche del 18 de julio de 1872, el presidente de la República, Benito Juárez, murió en sus habitaciones de Palacio Nacional. Su aposento era sencillo, como lo dictaba la austeridad republicana que parecía haber inventado el mismo. Acosado por un mal cardiaco, que muchos describieron como angina de pecho, Juárez se fue de este mundo pasadas las once de la noche. El médico lo había reanimado dos veces aplicándole fomentos de agua hirviendo pero su corazón, finalmente se rindió. El que en vida fuera nombrado Benemérito de las Américas, entró a la posteridad y se convirtió en leyenda.
Aquella casa en la que murió Juárez (un pequeño y modesto segmento del Palacio Nacional), hoy es el Recinto de Homenaje a Benito Juárez y también tuvo su historia. Cuando Juárez logró en 1861 el triunfo liberal en la Guerra de Reforma se convirtió en presidente legal y pudo establecer su residencia en Palacio Nacional. Eligió entonces, para vivir con su familia, acondicionar el espacio que durante la época colonial habían sido ocupado por las caballerizas de Hernán Cortés. No pudo, sin embargo, quedarse mucho tiempo. Hubo de salir rumbó al norte y abandonar la capital en 1863, ante el embate de las tropas francesas y la imposición del Imperio de Maximiliano de Habsburgo.
Pero todo se movió y llegaron tiempos mejores. Al triunfo de la República, en 1867, Juárez regresó a vivir en aquellas habitaciones que durante el gobierno de Maximiliano fueron usadas por el intendente del Palacio Imperial. Tan modesta era esta vivienda, que el domicilio estaba marcado como Moneda Nº 1, sin considerar ni la calle ni la numeración de ninguna de las puertas principales del Palacio de Gobierno. Ahí vivió la Familia Juárez-Maza con sencillez y con una alegría que pocas veces había experimentado. Y es que fue entonces, y en ese lugar donde pudieron disfrutar de los años de mayor intimidad familiar, después de tanto tiempo de separación y angustia.
Pero llegó una nube negra: la prematura muerte de Margarita Maza en enero de 1871 y sólo un año y medio logró el Presidente sobrevivir a ese dolor profundo.
Un mes después de la muerte de Benito Juárez, los Juárez-Maza, cuya orfandad cobijó la mano protectora de Pedro Santacilia, secretario particular del presidente fallecido y esposo de su hija Manuela Juárez, se trasladaron a la calle de Tiburcio 18 (después, segunda de Uruguay), en donde establecerían su residencia.
Años más tarde, el 18 de julio de 1887 durante el periodo presidencial de Porfirio Díaz, se develó, en la misma habitación donde falleciera el presidente Juárez, una placa conmemorativa para hacerle un homenaje y transformar aquel espacio en un sitio de eterna memoria.. Entre los arcos del segundo patio Mariano de Palacio Nacional se colocó una estatua sedente de Juárez, ejecutada en 1890 por Miguel Noreña con el material obtenido después de fundir las balas y los cañones de los ejércitos invasores durante la fatídica época de la Reforma y el Segundo Imperio.
Fue hasta 1957 cuando el presidente Adolfo Ruiz Cortines, inauguró el Recinto de Homenaje a Don Benito Juárez en aquellas mismas habitaciones. Hoy, después de varias restauraciones a Palacio Nacional y remodelaciones museográficas, es un espacio que espera la visita de niños, jóvenes, adultos, todo aquel que quiera pasear por un luminoso pasaje de nuestra historia. En él se exhiben varios objetos que nos llevan a conocer detalles singulares de la vida privada y pública de Juárez y se han recreado los principales aposentos de la casa reviviendo los espacios cotidianos de la vida familiar. Uno de los momentos más emocionantes de la visita es el recorrido de la recámara en la que murió el Presidente Juárez. Ahí, además del mobiliario propio de la habitación, destaca el bellísimo costurero de madera tallada, obsequio del artesano Manuel Liceaga a doña Margarita Maza en 1867, y también se exhiben en una vitrina los objetos que recuerdan la muerte de don Benito Juárez acaecida justo en ese sitio, como el pañuelo con el que se le cubrió el rostro al morir, la mascarilla mortuoria y la llave del féretro, entre otras.
El Recinto de Homenaje a Don Benito Juárez está abierto todos los días, a excepción de los lunes, y puede visitarse de las 10 de la mañana a la 6 de la tarde. Se debe entrar por la puerta central de Palacio Nacional, en donde únicamente es necesario dejar una identificación. Se llega al recinto a través del Patio Mariano, en el ala norte del Palacio. Les recomendamos ampliamente esta visita.
Fotos tomadas de: http://www.inehrm.gob.mx/es/inehrm/Galeria_de_Margarita_Maza